Fue un mensaje de humildad el que envió a los políticos el Presidente Obama, con motivo del problema que se suscito con el atraso de pago de impuestos de dos nominados para su Gabinete, lo cual confirma la ética y moral de un Presidente, que respeta y estima a su pueblo.
Es de humano equivocarse y mas aún, al ejercer cargos que requieren tomar decisiones basadas en apreciaciones u opiniones de terceros, pero es también de humanos, reconocer errores, con lo cual se demuestra valentía, responsabilidad y sabiduría.
He tratado de encontrar en nuestro medio, un comportamiento similar en nuestros funcionarios y, con raras excepciones, lo que sale y a borbollones, es arrogancia e irresponsabilidad, ya que el mal ejemplo cunde y se propaga hasta llegar a casos como el que nos señala la historia del “guardia nacional” que estaba leyendo el diario al revés y al quererlo ayudar un amigo, le contesta “la guardia lee a como le da la gana”.
Aunque la “guardia” desapareció, la actitud de prepotencia quedó impregnada en el diario vivir de los mal llamados servidores del pueblo, ya que lo que encontramos son abusos de autoridad, deshonestidad y faltas de ética, así como una grotesca burla e irrespeto a la Constitución, Leyes y Reglamentos de la República.
Es cierto que necesitamos modernizar nuestras leyes para enfrentar las amenazas del narcotráfico y los crímenes que de ello se deriva, pero no es por falta de leyes y reglamentos que no se hace una buena administración, ya que ninguna ley autoriza el abuso de los bienes públicos y mucho menos el desgobierno que hemos venido sufriendo y si por razones de debilidad humana, se han cometido errores, ya es tiempo de hacerlos rectificar.
Es necesario cimentar la confianza de la ciudadanía, ya que es el pueblo como contribuyente, el motor principal de la empresa llamada “nación”, cuya razón de ser, es el bienestar y el progreso de todos y muy en especial del futuro de sus hijos.
El fracaso de nuestros burócratas, se debe al egoísmo, ya que solo buscan su propio bienestar, no han aprendido a tomar en consideración las opiniones y anhelos del trabajador, de aquellos que se arriesgan empresarialmente, de los profesionales, todos los cuales forman parte de ese equipo llamado empresa privada, o sea los que contribuyen con el pago de impuestos a nuestro desarrollo, por el contrario, la burocratas en Nicaragua se han convertido en un clan, cuya única visión es como depredar los bienes del Estado en beneficio propio.
Muy bien dice, nuestro Rector Emeritus, Carlos Tunnermann Benrheim, en su escrito de Opinión del pasado 4 de febrero en END, que la “política en Nicaragua se ha degradado”, ya que “la tesis de que la política es una actividad ajena a la moral, donde lo único que cuenta es el acceso al poder y su uso para acumular riquezas e influencias” es lo que nos tiene hundido en el fango de la corrupción.
Lo anterior es un llamado a los jóvenes, aquellos que no han sido contagiado con el virus de la corrupción y que por lo tanto, tienen en sus manos el destino de este país, para no tener que decir mañana, nos equivocamos, perdón, ya que como dice el Maestro Tunnermann “la política debe estar regida por la ética” y “su fin ultimo no es el poder por el poder mismo, sino el servicio al bien común”.
En cuanto a los políticos, aquellos que escudan sus fechorías en la supuesta fidelidad partidaria, deben de saber que en si la FIDELIDAD es un sentimiento noble y como tal hay que darle el lugar que le corresponde, saber distinguirla, ya que no es lo mismo ser fiel a una filosofía política que a un Partido. La filosofía llama a discusión, a disentir en libertad, antítesis a la fidelidad al Partido, que exige a sus partidarios, sin ética y libertad, sumisión a los intereses de sus falsos dirigentes o sea corrupción. Salud!
Hasta El Archivo XXXI.
alejandrojosesr
Es de humano equivocarse y mas aún, al ejercer cargos que requieren tomar decisiones basadas en apreciaciones u opiniones de terceros, pero es también de humanos, reconocer errores, con lo cual se demuestra valentía, responsabilidad y sabiduría.
He tratado de encontrar en nuestro medio, un comportamiento similar en nuestros funcionarios y, con raras excepciones, lo que sale y a borbollones, es arrogancia e irresponsabilidad, ya que el mal ejemplo cunde y se propaga hasta llegar a casos como el que nos señala la historia del “guardia nacional” que estaba leyendo el diario al revés y al quererlo ayudar un amigo, le contesta “la guardia lee a como le da la gana”.
Aunque la “guardia” desapareció, la actitud de prepotencia quedó impregnada en el diario vivir de los mal llamados servidores del pueblo, ya que lo que encontramos son abusos de autoridad, deshonestidad y faltas de ética, así como una grotesca burla e irrespeto a la Constitución, Leyes y Reglamentos de la República.
Es cierto que necesitamos modernizar nuestras leyes para enfrentar las amenazas del narcotráfico y los crímenes que de ello se deriva, pero no es por falta de leyes y reglamentos que no se hace una buena administración, ya que ninguna ley autoriza el abuso de los bienes públicos y mucho menos el desgobierno que hemos venido sufriendo y si por razones de debilidad humana, se han cometido errores, ya es tiempo de hacerlos rectificar.
Es necesario cimentar la confianza de la ciudadanía, ya que es el pueblo como contribuyente, el motor principal de la empresa llamada “nación”, cuya razón de ser, es el bienestar y el progreso de todos y muy en especial del futuro de sus hijos.
El fracaso de nuestros burócratas, se debe al egoísmo, ya que solo buscan su propio bienestar, no han aprendido a tomar en consideración las opiniones y anhelos del trabajador, de aquellos que se arriesgan empresarialmente, de los profesionales, todos los cuales forman parte de ese equipo llamado empresa privada, o sea los que contribuyen con el pago de impuestos a nuestro desarrollo, por el contrario, la burocratas en Nicaragua se han convertido en un clan, cuya única visión es como depredar los bienes del Estado en beneficio propio.
Muy bien dice, nuestro Rector Emeritus, Carlos Tunnermann Benrheim, en su escrito de Opinión del pasado 4 de febrero en END, que la “política en Nicaragua se ha degradado”, ya que “la tesis de que la política es una actividad ajena a la moral, donde lo único que cuenta es el acceso al poder y su uso para acumular riquezas e influencias” es lo que nos tiene hundido en el fango de la corrupción.
Lo anterior es un llamado a los jóvenes, aquellos que no han sido contagiado con el virus de la corrupción y que por lo tanto, tienen en sus manos el destino de este país, para no tener que decir mañana, nos equivocamos, perdón, ya que como dice el Maestro Tunnermann “la política debe estar regida por la ética” y “su fin ultimo no es el poder por el poder mismo, sino el servicio al bien común”.
En cuanto a los políticos, aquellos que escudan sus fechorías en la supuesta fidelidad partidaria, deben de saber que en si la FIDELIDAD es un sentimiento noble y como tal hay que darle el lugar que le corresponde, saber distinguirla, ya que no es lo mismo ser fiel a una filosofía política que a un Partido. La filosofía llama a discusión, a disentir en libertad, antítesis a la fidelidad al Partido, que exige a sus partidarios, sin ética y libertad, sumisión a los intereses de sus falsos dirigentes o sea corrupción. Salud!
Hasta El Archivo XXXI.
alejandrojosesr
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