domingo, 2 de octubre de 2022

El Archivo DCCLXXVIII

El Odio
Es el peor sentimiento del ser humano, incita el causar mal, destruir, herir, dañar, etc... Es el antónimo de amor, del que tratamos el domingo pasado y que uno de nuestros lectores lo comento como Divino.

En el desbarajuste del mundo actual, Putin, el "mandamás" ruso, empecinado insiste en su odiosa aventura invasora de Ucrania, aun a sabiendas que ha fracasado y difícilmente habrá revés a las consecuencias de tan grave error. Ahora amenaza con "armas nucleares", algo sumamente peligroso, pues no solo él las tiene, y quizás las de los otros sean más precisas, por lo que lo aconsejable, en su caso, es replegarse a sus fronteras y no estar armando charadas de anexiones, ya que ninguno de sus llamados aliados está en la posición de unirse a su aventura, únicamente lo apoyan tímidamente.
Y en cuanto a su amigo en USA, Trump, quien con sus seguidores sigue empecinado en destruir la confianza de la ciudadanía en el proceso electoral de la democracia, no creo que pueda seguir ayudándole, pues el Departamento de Justicia le investiga y de encontrarse más pruebas de su culpabilidad, podría ser encarcelado, además Putin, debería revisar su historia, y entender que fue Estados Unidos, paladín de la democracia, quien ayudó a los rusos a repeler la invasión nazi.

En Latinoamérica hay también autócratas que siguen ese sentimiento diabólico del "odio", empecinados en mantener la persecución, restringiendo a sus conciudadanos y sus actividades, encarcelando, torturando y obligándoles a emigrar o exiliándolos al prohibirles el ingreso a su país natal, acusándolos de traidores y conspiradores.
El lunes pasado, Humberto Belli Pereira, columnista de La Prensa digital de Nicaragua, escribió sobre el tema de la "amnistía" y dice que en lo que va del Siglo XXI, no ha habido amnistía, o sea que los "mandamás" de antes, eran prolíficos en decretarlas, aunque también en regresar a los conflictos armados. Pero los tiempos cambian y la verdad es que los encarcelados, auto exiliados o forzados al exilio en la actualidad, no han cometido ningún delito que merezca una amnistía, por lo que lo único recomendable es que los "mandamás" de hoy, que no tienen un ápice de idiotas, ordenen liberarlos y permitirles el ingreso al país a quienes quieran regresar, ya que la historia está llena de tristes fines de quienes se creían dueños de vidas y haciendas.

El respetar los derechos ciudadanos —entre ellos el derecho a disentir— es positivo, hay docenas de países donde se respetan los derechos ciudadanos y se administran los bienes públicos honesta y responsablemente, los cuales progresan dentro del proceso político conocido como Democracia.
Humberto Belli Pereira, quien además es un intelectual y valiente humanista, ha activado sin duda, al recordar la palabra Amnistía, un proceso de paz, ya que el gobernante que libera, culpables o inocentes, no lo hace por sentirse derrotado, sino por apagar el "fuego", que destruye el progreso de la nación a su cargo y lo distancia de la convivencia internacional, pues con la bandera de la paz, se abren oportunidades que beneficia a todos por igual.

Si ambos lados antagónicos prolongan el enfrentamiento, seguirá la triste realidad de la lucha, y con ella el sufrimiento, el desarraigo y la incertidumbre, ya que gobernar por la "fuerza de las armas", tiende a provocar en los gobernados "defenderse por las armas", y todos sabemos adónde lleva este desesperado acto de una población que ya no tiene nada que perder, pues vivir en temor, no es vivir.
Si, en El Archivo somos pacifistas, creemos en el amor, creemos que el odio es nocivo y destruye, y más al que odia que al odiado. Agradecemos a todos aquellos que acogieron el mensaje de la semana pasada sobre el papel del amor, que al despertar sentimientos humanitarios, hace un llamado a garantizar bienestar y paz en el mundo.

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