Es tentador el comentar sobre el empecinamiento del cuadragésimo quinto presidente de Estados Unidos y su equipo de gobierno, en aislar a su país del mundo y destruir los sueños de sus fundadores. No creo que logren realizarlo, pero sí que en el intento causen daño al país, y por sobre todo a su propio prestigio y liderazgo.
La Unión Americana es admirada por la humanidad por ser líder de la diversidad, lo que logra atraer talentos y luchadores, quienes encuentran en sus cincuenta estados oportunidades y bienestar sin distingos de raza, cultura o religión.
Reconozcamos que las administraciones anteriores han cometido errores, sobre todo al no darle prioridad al desarrollo de la educación, infraestructura y prestaciones sociales, supuestamente por tratar de liderar la lucha contra las injusticias y abusos a nivel mundial, liderazgo que ha exigido muchos sacrificios, principalmente a una juventud, que ha sido enviada a tierras y culturas extrañas en misiones de donde los que tienen la suerte de regresar, no logran ni quisiera saber por qué han sido enviados.
El remedio no está en aislarnos, ni en promover el desprestigiado sistema populista, ni en abandonar nuestra diversidad, o cerrar puertas al intercambio mundial. La riqueza de esta exitosa nación, está en su apertura, en competir y compartir, tanto sus productos materiales como su riqueza cívica y cultural, que en si es una amalgama de esfuerzos y luchas de los que han encontrado, en su vasto territorio, las oportunidades que les han permitido triunfar en libertad.
El Americanismo es el ejemplo que Estados Unidos ofrece al mundo, un sistema político que ha mantenido vigente sus principios constitucionales por 240 años de existencia, protegiendo los derechos de sus ciudadanos en la búsqueda de su felicidad. El Americanismo vive nutriéndose y renovándose al mantener sus puertas abiertas a quienes buscan la oportunidad de ser parte de esa fuerza inspiradora.
Estados Unidos, por su constante renovación, es una nación siempre joven, donde los sueños se hacen realidad… I have a dream… como nos dijo el reverendo Martin Luther King y ahora sin decirlo, lo realiza el presidente Trump y más aún su esposa Melania, Primera Dama, una inmigrante de Eslovenia, como lo son esos cientos de miles, originarios de nuestras Américas, que por razones del destino crecieron y se educan en este país con la esperanza de llegar a participar de ese sueño, que a nadie podemos negar.
El pregonar un populismo anti inmigrante, es contrario al espíritu de lo que significa ser AMERICANO. El obstruir la apertura de un intercambio cultural y comercial es un aferramiento antiamericano. El destruir sueños es traicionar nuestros propios sueños. El no luchar por la protección del medio ambiente, de nuestra salud, de nuestros derechos civiles, no es ser americano. El dificultar el ingreso legal por nuestras fronteras es renunciar al intercambio de culturas, es destruir una de nuestras más productivas actividades económicas, el Turismo, a sabiendas que la tecnología existente puede proteger nuestro territorio del ingreso de indeseables y enemigos de nuestra cultura política. Los muros, además de vulnerables, son sinónimo de debilidad y además franqueables.
No podemos abandonar alianzas con naciones que por generaciones han compartido luchas en defensa de nuestros mutuos principios democráticos. Debemos recordar que pertenecemos al concierto de naciones cuyos principios son garantía para eliminar el hambre, las injusticias y los abusos de regímenes autocráticos y corruptos.
Debemos respetar nuestros compromisos para convivir en este mundo globalizado, donde los intercambios comerciales son productivos para todos, dentro de una competitividad a base de calidad y servicios. Por sobre todo, debemos ser buenos vecinos ayudándonos mutuamente a eliminar todo aquello que perjudique a nuestros pueblos, en especial la corrupción.
El turismo es el mejor vehículo para conocernos, incentivémoslo. Incrementemos el intercambio comercial con nuestros vecinos, ayudémosles a tecnificarse y facilitémosles créditos blandos por sus cosechas, todo lo cual les hará desarrollar su economía y crear fuentes de trabajo para sus nacionales, que así no necesitaran emigrar.
Si somos líderes del principio de libre empresa, demostrémoslo, ejerzámoslo, sin destruir sueños y muchos menos destruyendo alianzas tradicionales con nuestros vecinos.
Hasta El Archivo del 5 de febrero del 2017, desde Tampa, Florida, con el ruego de sus comentarios y de reenviarlo a sus amistades!
No hay comentarios:
Publicar un comentario