Gracias a uno de sus apóstoles, el profesor Héctor Darío Pastora, nacido un 15 de enero en Ciudad Darío, Nicaragua, cada día sabemos más de la obra de Rubén Darío, el poeta y cronista que nos mostró, a través de sus viajes por 30 países, el mundo que él dibujó y pintó en el lienzo de la literatura.
Al nacer lo bautizaron Félix Rubén, de apellidos García Sarmiento, y así creció, hasta que el director del diario "El Termómetro" que publicaba el Dr. José Dolores Gámez en Rivas, Nicaragua, aceptó insertar el poema "Una Lágrima", firmado como Rubén Darío cuando solamente tenía 13 años. Fue el presidente nicaragüense, Adán Cárdenas (1886) quien lo oficializó al autorizar su pasaporte como Rubén Darío, para viajar a Chile.
Héctor Darío, como Rubén, cursó su primaria en León, pues su padre, artífice intelectual en 1920 del cambio de nombre de Metapa a Ciudad Darío, se estableció en esa ciudad, donde asiduamente mantenía tertulias literarias con los darianos de la época, tertulias de las que Héctor Darío se nutrió y también le motivaron para continuar sus estudios secundarios en el colegio Rubén Darío de Managua, Nicaragua, regentado por el padre García, otro devoto de la grandeza literaria de Rubén.
Ya en el Magisterio, el profesor Pastora, fundo el Instituto "San Francisco de Asís" de Managua en 1961, inspirado en la obra magistral del poeta universal, "Los Motivos del Lobo", que encierra la filosofía humana del bien y el mal y que amerita ser considerado como texto pedagógico ilustrado de la niñez y juventud, divino tesoro.
Dice Héctor Darío –quien ha entregado 50 años de su vida a la obra del poeta universal– que "muy poco se conoce del genio cosmopolita de Darío, preservado en 53 volúmenes, de los cuales se conocen unos doce y eso sin tomar en cuenta su oceánica producción en prosa, que en sus cortos años dejó impresa en el periodismo mundial, entre los cuales estaban los diarios 'La Época' de Santiago, Chile y en especial 'La Nación' de Buenos Aires, Argentina".
La dimensión más desconocida de Rubén Darío, es la política y la diplomacia continental ya que, traspasando fronteras, representó y ejerció cargos de extraordinaria importancia, armonizando el americanismo y dando identidad cósmica a las "ínclitas razas ubérrimas, sangre de hispana fecunda" (Salutación del Optimista en Cantos de Vida y Esperanza).
En la actual crisis política de nuestra América, nos dice Héctor Darío, que "debemos recurrir al legado del Vate y su deslumbrante visión patriótica por el destino democrático, dentro del sistema republicano de nuestros países, quien nos dice en su artículo 'La Comedia de las Urnas', que no debemos defraudar las aspiraciones y las esperanzas de nuestros pueblos".
Rubén fue un poeta patriótico, en su memorable discurso en León, Nicaragua, el domingo 22 de diciembre de 1907 expreso "yo he luchado y he vivido, no por los gobiernos, sino por la patria".
El Darío que nos envía mensajes, lecciones cívicas, éticas y morales en su obra, debe ser, como dijo René Schick Gutiérrez, presidente democrático de Nicaragua (1963), "método, camino, designio y bandera". Si así fuese, otra sería nuestra historia política.
En su magisterio dariano, Héctor Darío dice que el impacto del Pánida en su vida es "la misión del poeta en cultivar la esperanza, ascender a la verdad por el ensueño y defender la nobleza y frescura de la pasajera existencia terrenal" (España contemporánea 1901) y es por eso, que cuando le preguntan el porqué de su "darismo", él contesta, porque "el poeta tiene una visión directa e introspectiva de la vida y una súper visión que va más allá de lo que está sujeto a leyes del general conocimiento" (El Canto Errante -"Dilucidaciones" 1907).
Y Héctor Darío, profundiza sus anteriores conceptos al celebrar el 150 aniversario del nacimiento del niño de Metapa y Olominapa, -nueva referencia geográfica, mencionada por el historiador Eddy Kuhl, en su libro "Rubén Darío según un paisano Matagalpa", al mencionar parte del memorable discurso cívico en su histórico retorno de 1907 "Yo vine en un momento en que era precisa mi intervención en el porvenir del pensamiento español en América. Yo soy un instrumento del supremo destino; y bien, pude haber nacido en Madrid, Corte de los Alfonsos; en Buenos Aires, tierra de Mitre; en Bogotá o en Caracas, el que nació en la humilde Metapa".
Rubén Darío, desde su inmortalidad clama "Escritores, el primer deber es dar a la humanidad todo el azul posible: Guerra a lo negro. ¡Azul! ¡Azul! ¡Azul!"
Nos recuerda el profesor Pastora que "la intuición de los poetas, llega siempre antes de los hallazgos de los exploradores", por lo que a través del "Movimiento Mundial Dariano" que preside en Miami y con la colaboración de las autoridades locales, han logrado erigirle estatua, bautizar con su nombre parques, avenidas y colegios y al enarbolar la bandera "dariana" nos recuerda que "la virtud está en ser tranquilo y fuerte (ya que) con el fuego interior, todo se abraza (y) se triunfa del rencor y de la muerte". (Cantos de Vida y Esperanza).
Hasta El Archivo próximo con el ruego de sus comentarios y de reenviarlo a sus amistades!
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