domingo, 3 de diciembre de 2023

El Archivo DCCCXL

La Gritería y las Posadas
Desde 1857, al atardecer y noche del 7 de diciembre, niños y jóvenes acompañados por sus familiares recorren las calles de León, Nicaragua, visitando altares en devoción a la Inmaculada Concepción (Virgen María, Patrona Nacional), construidos en casas particulares donde, por nueve días, han orado y cantado en unión de la familia y vecinos. Es un festival religioso generalizado, muy especial, ya que sin intervención de la jerarquía eclesiástica y de acuerdo a sus medios económicos, contagian de alegría a los vecindarios, acompañados algunos con piñatas, bandas musicales, bombas y cohetes.

Esta tradición se extendió a través de los años por todo el territorio nicaragüense, y ahora, que millones de nicas, por la irracional intransigencia política, se han visto obligados o han abandonado su lar patrio voluntariamente, la encontramos por doquiera que ellos se encuentran.
Hoy día, esta cabeza de alfiler de nuestro universo llamado tierra, sufre de guerras y terrorismo que afectan pueblos enteros, donde niños, jóvenes y ancianos son cruelmente exterminados por falta de convivencia humana, por lo que hay que intensificar esos rezos y cantos de "Las Purísimas", así como en "Las Posadas" de México, otro festejo tradicional que se lleva a cabo 9 días antes de la Navidad, es decir del 16 al 24 de diciembre. Cada uno de los nueve días representa un valor como humildad, fortaleza, desapego, caridad, confianza, justicia, pureza, alegría y generosidad.

De acuerdo con la "Secretaría de Cultura" del Gobierno de México, las posadas llegaron con la Conquista española, cambiando así la tradición de los aztecas que celebraban, durante el mes del Panquetzaliztli (diciembre), la llegada de su dios Huitzilopochtl, sin embargo, con la llegada de los españoles a México es que se establecen los festejos llamados "misas de aguinaldo", llevadas a cabo del 16 al 24 de diciembre. Dichas misas eran realizadas al aire libre, en donde se leían pasajes y representaciones alusivas a la Navidad, lo que hoy conocemos como "Pastorelas", donde además se daban pequeños regalos a los asistentes conocidos como "aguinaldos".
Después de la independencia de México, esa costumbre desapareció casi en su totalidad. Fueron los fieles seguidores quienes la rescataron, llevándolas a cabo en sus propias casas, naciendo así la tradición de las "Posadas".

Las posadas son fiestas populares que ahora también se celebran en Honduras, Guatemala, El Salvador, Costa Rica y Panamá, durante los nueve días anteriores a la Nochebuena. Según los relatos tradicionales, José, acompañado de su esposa María, caminaron desde Nazaret a Belem hasta arribar a su destino. Al llegar, la Virgen estaba a punto de dar a luz a su hijo Jesús, y al buscar alojamiento fueron rechazados en no pocos hogares –como les sucede actualmente a muchos de los inmigrantes de hoy– entonces terminaron refugiándose en un establo. Este pasaje es recordado ahora como "Las Posadas".
En ambos festejos, se debería exponer amorosos clamores a María, la amantísima madre de Jesús, para que interceda ante nuestro Padre Celestial, a detener los holocaustos que azotan este mundo, los que sufre ante la intransigencia de unos pocos, los que han olvidado que todos fuimos creados a imagen y semejanza de Dios Omnipotente, quien nos acompaña con la naturaleza, que nos protege y con la cual convivimos.

No se trata de protestas, más bien es "unión de pensamiento", el que convertimos en un ruego misericordioso ante el Creador del Universo, por la paz mundial. Todos tenemos el inalienable derecho de hablar con Dios, derecho que nos ha redimido Cristo en la cruz y cuyo nacimiento conmemoramos en Navidad, pongámoslo en práctica.

No necesitamos ir al Templo, podemos y debemos orar en nuestras casas, así como en 1857, y después de la independencia mexicana, y siguiendo la tradición de convivir en familia y con amigos de la comunidad, evitándonos excusa alguna para ser mal interpretados por aquellos que menosprecian nuestros sentimientos espirituales.
Falleció Henry Kissinger, el político más versado y controversial de las relaciones exteriores de Estados Unidos. Aunque siempre fue hermético y secretivo en su actuar oficial, sus relaciones personales eran abiertas, usando un carisma y lucidez que nunca perdió, así como su acento germano que lo distinguía. Mantuvo cercanía con los personajes más influyentes del país y nunca ostentó, pero controló más poder que los Presidentes a quienes sirvió.

No hay comentarios:

Publicar un comentario