domingo, 22 de enero de 2023

El Archivo DCCXCIV

¡Sed Perseverare Diabolicum!
Los recuerdos de errores o aciertos son inevitables y son el mejor "maestro"; en el curso de la vida, sin embargo, el ser humano tiende siempre a engañarse, diciéndose "errar es humano", olvidando acomodadamente, la completa expresión en latín (errare humanum est, sed perseverare diabolicum, atribuida a Séneca) o sea ignoran que "perseverar (en el error) es diabólico".

Es grave y diabólico; el error de creer que el poder es eterno, manosear la Constitución o enmendarla para acomodarla a intereses personales o políticos, el prostituir la independencia de los poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) que forman una República, el corromper o intervenir en las fuerzas de seguridad (Ejército y/o Policía), el manipular la administración de justicia para fines personales o políticos, el utilizar el presupuesto y los bienes de la nación como si fueran personales, el irrespetar los derechos políticos de la ciudadanía a expresarse, el cerrar los medios de comunicación y apoderarse de sus bienes, el no permitir la libertad de salir y entrar al propio país, en fin, todos los errores que, una y otra vez, cometen los que se creen dueños de vidas y haciendas en una República democrática.
Para detener estos abusos, esta criminalización del poder, es necesario aplicar la justicia internacional, que ya existe en este mundo, pues es de obligado mandato las decisiones de la Corte Internacional de Justicia, la que debería tener Autoridad, Medios y Presupuesto para investigar y detener abusos que se cometen impunemente e impúdicamente alrededor del mundo, ya que juzgar y castigar a quienes ya no tienen poder, la norma actual, es igual a nada.

Es tal la impunidad que los "sátrapas" actuales, descaradamente retienen a miles de conciudadanos en asquerosas mazmorras, por el solo hecho de disentir cívicamente. Torturan, física y mentalmente. Acusan a sus víctimas de ridículas ofensas que dóciles fiscales inventan, pues saben que sanciones o restricciones impuestas por gobiernos democráticos de América y Europa son inoperantes y lamentablemente terminan dañando a los pueblos, víctimas de sus fechorías.
Sabemos que para las naciones el intercambio económico es importante, por lo que ignoran las formas de gobierno de los países con quienes comercian, además utilizan los organismos económicos internacionales para concederles préstamos a largo plazo y donaciones, que los gobiernos corruptos dilapidan a su gusto y antojo, así como mantienen relaciones diplomáticas, consulares y culturales. En gran parte de este mundo, parece haber total insensibilidad hacia el valor de la vida humana, lo importante es "cuanto tienes, cuanto das".

Si revisamos las estadísticas encontramos que millones emigran de los países donde los derechos ciudadanos son ignorados, mal vendiendo sus haberes y endeudando a los que, por razones físicas y de edad, no pueden emigrar.
Arriesgan sus vidas cruzando países inhóspitos para escapar de una vida sin esperanza, buscando paz y oportunidades en otros países a sabiendas que tendrán que asimilar culturas diferentes y comenzar desde cero. Esto ha creado un problema migratorio a nivel mundial cuya solución está muy lejos de lograrse, migración que afecta los servicios sociales de los países receptores y, en algunos casos, un desbarajuste cultural, pues nuestro mundo sigue sin lograr la integración racial y mucho menos la diversidad de las creencias religiosas.

El comportamiento humano en el tema religioso es tan incomprensible que, aun entre los integrantes de religiones afines, como el cristianismo, hay desunión, ya no digamos entre los, islámicos, budistas, hindús, judíos, etc.
Sabemos que el derecho a la convivencia aplica a todos, pero no llegamos a entender como al escuchar opiniones adversas pueda beneficiarnos, ya que no es apresando o aislando a conciudadanos que un gobernante responsable va a lograr el desarrollo político-social de su nación, tampoco puede basar sus decisiones en empalagosos elogios, pues los halagos solo endulzan oídos, haciéndoles creer que son incondicionales, lo cual es una falacia.

Si repasamos la historia, encontraremos que siempre han existido dictadores crueles, déspotas, sabelotodo, pero ninguno ha sido eterno, pues los pueblos están formados por seres humanos, cuyo anhelo es ‘vivir en libertad’.

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