domingo, 6 de noviembre de 2022

El Archivo DCCLXXXIII

Elecciones en Democracia
El domingo pasado nuestro gigante iberoamericano, Brasil, dio al mundo un ejemplo de lo que significa elecciones en democracia: DERECHO AL VOTO libre, soberano y sin las marulladas de ese obsoleto sistema que todavía subsiste en Estados Unidos de América, donde el ganador no es "electo" por los votos populares, sino por el "Consejo Electoral", ignorando así la voluntad de la mayoría ciudadana, que "vota" a nivel nacional y además invalidando los votos que ciudadanos ejercen en territorios como Puerto Rico, Guam, Samoa y otros.

Dichosamente, el martes 8, en las llamadas elecciones intermedias, donde se eligen legisladores, federales, estatales y municipales, incluso unos cuantos gobernadores, el "Colegio Electoral" no tiene injerencia. El resultado del voto popular es la última palabra. Información recopilada en internet, explica que "el 'Colegio Electoral' de Estados Unidos es un cuerpo de compromisarios –según el diccionario de Oxford: un delegado para concertar, resolver o efectuar una cosa– quienes, en este caso, deciden por los electores de una elección" o sea, son encargados de elegir al presidente y vicepresidente de Estados Unidos. Un ejemplo de elección indirecta. Una tradición que tiene casi dos siglos de antigüedad, y que poco tiene que ver con el país que conocemos hoy.
Desde 1964 el Colegio Electoral está compuesto por 538 compromisarios que emiten su voto el primer lunes siguiente al segundo miércoles de diciembre, luego las dos cámaras del Congreso verifican y ratifican oficialmente, en la primera semana de enero. Por eso el fatídico asalto al Congreso fue el 6 de enero de 2021.

Simplificando, en Estados Unidos se vota por los compromisarios, quienes técnicamente son libres de votar a favor de cualquier persona elegible a ser presidente, pero en la práctica se comprometen a votar por candidatos específicos.

Para cada estado hay un número de compromisarios, igual al número de sus senadores (siempre dos por estado) y representantes en el Congreso de Estados Unidos, y cada uno tiene derecho a un voto para presidente y un voto para vicepresidente. Además, en virtud de la Vigesimotercera Enmienda, del enero 6 de 1960, el Distrito de Columbia recibe electores como si se tratara de un estado.
La Constitución permite a cada legislatura estatal designar un método de elección de los electores. Cuarenta y ocho estados y el Distrito de Columbia han adoptado un sistema por el que el ganador se lleva todos los votos de entre las listas de los electores del estado para que voten por el candidato a la presidencia y a la vicepresidencia.

Regresando a las elecciones intermedias, en ellas está en juego el control de la Cámara de Representantes (Diputados) y del Senado, ambos, actualmente bajo control del Partido Demócrata, resultado muy importante para que Biden pueda continuar sus programas de gobierno.

A mediados del siglo XIX Estados Unidos era un país agrícola y los votantes (hombres blancos únicamente) debían desplazarse para ejercer su derecho a voto, cosa que hacían a caballo o en carretas, pero no podían hacerlo en fines de semana porque esos días estaban reservados para la práctica religiosa –los sábados para los judíos y los domingos para los cristianos– así solo quedaba viajar los lunes, votar el martes y volver a casa los miércoles, día del mercado. Pero ya hoy esto no es muy válido y demanda una enmienda.
Al otro lado de nuestro Continente, en Brasil eligieron a su próximo Presidente por el voto popular directo y aunque el perdedor, Jair Bolsonaro que buscaba su reelección, y en sus 34 años de carrera política jamás había sido derrotado, ha aceptado el resultado a regañadientes y ordenado dar comienzo al traspaso. Pero siguiendo el mal ejemplo de su amigo, el corrupto Trump, invitó a sus seguidores (camioneros) a protestar, lo que ha creado problemas a la movilización de bienes y servicios, lo que no se debe dar como resultado de unas elecciones libres, honestas y pacíficas, donde millones fueron a las urnas, ganando su adversario, Lula, y no por cien mil votos, sino por más de un millón, demostrando que un "criterio cívico" fue a las urnas, esta vez algo que el mundo tiene que agradecerles, como es la protección de la reserva biológica más importante del planeta, Amazonia, algo más importante que las personalidades de los candidatos, pues si seguimos abusando de la naturaleza, COLAPSARÁ.

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