domingo, 2 de agosto de 2020

El Archivo DCLXIV

Viajar en Autobús en 1941
Un estimado lector, al escribir "El Archivo" pasado me trajo a la memoria detalles sobre el viaje en autobús de Nueva Orleans a San Francisco en septiembre de 1941 con los que comienzo, ya que son indispensables para un viaje largo en autobús: una almohadita, frazada, agua oxigenada, VapoRub, cepillo y pasta de dientes y, finalmente, una toallita, aunque los autobuses por lo general son limpios y tienen un eficiente servicio de baño.

Hoy se nos ha coartado el placer de viajar, incluso a visitar padres, hijos y amigos, porque así lo exigen las medidas de protección al virus (Covid-19), que algunos irresponsables todavía no aceptan. La razón es que viajar es acercamiento y el virus demanda distanciamiento ¡Qué triste el que no hemos encontrado un término medio!


Pero hagamos una pausa, ya que mucho se escribe y comenta sobre el desbastador virus, para seguir con el viaje. La segunda parte comienza en "La Nouvelle-Orleans" cuna del jazz y del blues, poblada por descendientes de franceses-españoles y africanos, orgullosos, hospitalarios; celosos de sus costumbres y sabores, donde el legendario "Café Ole" del "Café Du Monde" y su inigualable gastronomía, son anfitriones de un turismo polifacético que se aglutina en el "French Quarter" que nunca cierra, por lo que rendirse al Covid-19 es inconcebible. Han vencido pestes e inundaciones (Katrina, entre otras), por de lo que estoy seguro que controlaran el Covid-19 con estoicismo ejemplar.

El autobús en que viajamos tomo la ruta 10, pasando por Baton Rouge, Lafayette, Lake Charles, Beaumont y, en 5 horas, llegó a Houston, donde mis amigos Wong-Valle cambiaron para Austin.


El resto del viaje fue solo, en una sola tanda y resulto placentero, gracias a la ayuda de los conductores que me aseguraban el asiento delantero, indicaban donde estaba la mejor comida y me recomendaban dormir por la noche. El tramo más largo fue Texas, el paisaje era monótono, siempre sobre la ruta 10 pasando por San Antonio y El Paso, donde en sus terminales entraban y salían muchos mexicanos. Ahora sé que hay una ruta escénica vía Dallas, aunque un poco más larga.

Al entrar y salir de las ciudades hay que estar alerta ya que, por lo general, hay cambio de autobús y es importante vigilar que la maleta sea transferida al autobús designado. De Texas pasamos por Nuevo México, un tramo corto y, de allí a Tucson y Phoenix, Arizona, de donde nos enfilamos para Los Ángeles. Todo el tramo me tomo unas 29 horas.


En el terminal de Los Ángeles se cambia de ruta y como sabía que mi hermano trabajaba con "Prudential Life Insurance" cuyas oficinas estaban cerca de la terminal de Autobuses de San Francisco, tome la que va por el valle de San Joaquín arribando después del mediodía, pues sabía que Heberto estaría en su despacho por las tardes.

Mi compañera de asiento en este tramo era una simpática joven griega que hablaba español, que al llegar me sugirió ir caminando con mi maleta hasta la oficina, donde sorprendí a mi hermano, llegando hasta allí sin escolta.

Ese fue el comienzo de casi tres años de convivencia en San Francisco, donde me gradué en "Mission High School", y también realicé cursos universitarios intensivos de noche sobre materias como relaciones públicas y oratoria. Trabajé y hasta tuve tiempo para ingresar al "Servicio de la Defensa Civil" en el cuartel de bomberos de mi comunidad.


Regrese a Nicaragua a finales de 1943, cambiando el curso de mi vida al no quedarme e ingresar a las fuerzas armadas, pues mis encargados no querían esa responsabilidad, por lo que me embarcaron en San Pedro, California, en un buque donde por las noches reinaba la oscuridad absoluta y de día no se debía hacer ruido para no ser escuchados por los submarinos japoneses.


Desembarque en Puerto Corinto, una Nicaragua convulsionada y carente de oportunidades, empujándome a regresar a los Estados Unidos (San Francisco) en 1945, casado y con un hijo encantador, ahí encontré oportunidades para trabajar estudiar y con la ayuda a de Dios, disciplina, perseverancia, honestidad, ética y amor al prójimo, Triunfar.






El Archivo CONDENA al terrorismo de Estado que descaradamente se esta aplicando en Nicaragua.

El Archivo demanda una exhaustiva investigación internacional de los ultimos actos terroristas que, "encapuchados" unos y otros a la vista y paciencia de una Policia cómplice, destruyen reliquias y bienes de las Iglesias Católicas en Nicaragua poniendo en peligro de muerte a fieles que pacíficamente oran en el sitio.

Nuestro Señor Jesus, que murió en la Cruz por la paz y la libertad, milagrosamente protegió a los que oraban durante el acto terrorista este jueves en la capilla donde se encontraba su imagen, "La Sangre de Cristo", de la Catedral de Managua, apoyemos su "milagro", demostremos que somos dignos hijos de Dios y desde hoy mismo, en acto de desagravio, condenemos por todos los medios a nuestro alcance, tomando en consideración las restricciones de la pandemia, estos actos criminales.

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