domingo, 9 de febrero de 2020

El Archivo DCXXXVIII

La Noche del Martes 4
Entre todos los comentarios que he leído sobre la noche del pasado Martes 4 en Washington D.C. sobresale el de Lisa Lerer, comentarista y reportera del NY Times, quien al analizarla expresa: "This Town is busted", lo cual no tiene una traducción literal pues el término "Town" implica país y el término "busted" implica destrucción, refiriéndose al abuso del poder de las maquinarias políticas en los principios constitucionales y la administración imparcial de la justicia.

Dice Lisa que ese es "su principal pensamiento después del Discurso a la Nación, ya que "el 'State of the Union' ha sido por tradición para que un presidente exponga su agenda política y a veces hasta brinde una rama del olivo de paz bipatidario, con proyectos de ley para rebajar impuestos salariales o inversiones en infraestructuras o algún otro en que ambos partidos puedan trabajar y lograrlo, sin embargo, lo que presenciaron fue una manifestación bulliciosa partidaria y algunas protestas entrelazadas en un drama televisivo".


La ceremonia ha sido siempre protocolaria y como tal, respetada por los partidos políticos. El Alguacil que anuncia el ingreso del Presidente al recinto, se limita a decir "The President of the United States", sin el nombre del mismo, pues se rinde tributo a la Primera Magistratura de la Nación, no al individuo y los otros poderes de Estado lo reciben de pie y con aplausos. Esta no es la entrada de un boxeador al ring, donde partidarios lo reciben con consignas, en este caso "Cuatro años más” que desnaturalizaba la solemnidad del momento.

Un Presidente que se respeta, depone toda emoción personal contraria a los intereses de la nación y por sobretodo, nunca… nunca, pierde su compostura de caballero al negarle la mano a la Presidencia del Congreso, y peor aún si esta mano es de una dama, un desplante de mala educación y machismo callejero de siglos atrás.


Es comprensible, dice la comentarista Lerer, "que los presidentes aprovechen su mensaje al Congreso para abogar por su reelección, añadiendo que ella no cree que un ‘summit de bourbon’ (francachela bebiendo bourbon) vaya a curar un Capitolio dividido e invite a una era de cooperación bipartidista, más bien, dice Lisa, después de anoche, podríamos decir que las tradiciones, como respeto, vergüenza y gobernanza, son cosas del pasado en Washington".

Dice la escritora que "El discurso del Sr. Trump, en vez de expresar escarmiento por los procedimientos del Juicio Político pendiente, mostró 'envalentonamiento' y fue más bien un rally político, como cuando le concedió la ‘condecoración de la Libertad’ al irrespetuoso comentarista radial, Rush Limbaugh en el Recinto, incitando a sus correligionarios a gritar ¡Thank you, Rush!"


Es interesante la apreciación de la periodista Lerer en cuanto a que "este discurso del Sr. Trump fue básicamente partidario, tratando de minimizar los margines demócratas entre los votantes negros y femeninos de la suburbia, concediendo a una joven negra una beca escolar, pero en lo que el Sr. Trump mas se enfoco fue en animar a sus 'dyed-in-the-wool supporters' (fanáticos/recalcitrantes/machistas irredentos) como parece que es lo que tiene en mente hacer durante la campaña de las elecciones generales".

El Presidente, dice Lina, "se aseguró que todas los sectores del partido Republicano se sintiesen incluidos, disertando sobre la fortaleza de la economía para los conservadores del fisco. Una oración y el aborto para los conservadores sociales y al recordar el asesinato del importante comandante iranés, para complacer a los 'gavilanes' que aprecian su política exterior agresiva. Y agregamos que para el voto latinoamericano, dio un espaldarazo a la lucha democrática de los pueblos cubanos, nicaragüenses y venezolanos, realzado con la presencia de Juan Guiado, quien fue aplaudido largamente por todos los presentes".


"Comenzó su discurso –dice la comentarista Lerer– con estadísticas económicas fuertes, alabando el retorno a la bonanza y adjudicándose de haber destruido la mentalidad del declive americano, lo cual no es exacto, ya que el Sr. Trump está construyendo en el renacimiento de la economía comenzada por el Presidente Obama. Pero si nos deja claro que la campaña del Sr. Trump será la de que está salvando al país del colapso inmediato de la economía, pero la verdad nos la dice la "Oficina de Presupuestos": La deuda nacional bajo Trump llegará pronto a los 30 trillones, o sea a 82,192 dólares por persona, lo que da más de 400,000 dólares para una familia de cinco.

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