Una semana no es suficiente para conocer un poblado como Home, Washington, pero si para detectar su forma y filosofía de vida, especialmente cuando los residentes son amables y hacen el esfuerzo por conocerte, te invitan a sus casas y comparten contigo sus vidas, así demuestran su deseo de entablar amistad, algo que en verdad se hace cada día más escaso en el mundo, algo que hemos venido perdiendo hasta en nuestros pueblos latinoamericanos.
Como mencioné la semana pasada, fueron tres valientes, que cansados de los abusos de la burocracia de aquel entonces (1896) decidieron buscar donde asentarse, empezar y construir desde cero una comuna, donde la libertad no estuviese supeditada a la desde entonces corrupta manipulación de las leyes.
Según lo que he leído, además de escuchado de sus descendientes, ellos no buscaban libertinaje, aunque eran llamados Anarquistas, pero si el derecho a trabajar, a programar, a educar a sus hijos, dentro de los principios heredados de sus ancestros, que los habían formado como hombres de bien, responsables y honestos. Para ellos la educación era su prioridad, tanto así, que la Universidad de Washington, nos revela en su historia, que un estudiante de 13 años de Home, ha sido el más joven en ingresar y graduarse.
Tres hombres disimiles en su formación y profesión, pero unidos por el deseo de encontrar la oportunidad de forjar en libertad el bienestar de sus seres queridos, su familia. Se complementaron, el herrero, el carpintero y el maestro de escuela y desafiaron la naturaleza, navegando en bote de remos, hasta encontrar un trozo de playa, su utopía, que resultó ser uno de los rincones más agradables, sanos y seguros de la región.
Es ahora un poblado de unas 400 casas en una colina, intercaladas entre pinos y cedros donde las águilas anidan, con una costa comunal que ofrece una extensión de agua de mar donde peces, focas, delfines y seres humanos nadan, reman o habitan. Las casas cultivan árboles frutales, algunas de ellas se engalanan con bellos jardines, como el de Doña Leila. No se encierran, no usan candados ni cerraduras, todos se conocen y saben de inmediato cuando llegan visitantes. Un día fuimos a una de las fincas frutales del área y al no poder comprar frutas que cultivan, porque los propietarios estaban ausentes, nos conformamos, aunque todo estaba abierto, en bajar de los arbustos de los alrededores, unas pocas manzanas y peras.
Lamento no haber tenido el tiempo para gozar las virtudes de ese paraíso que por más de un siglo ha cobijado con felicidad a tanto ser humano, por lo que he solicitado a la encantadora pareja de residentes, profesores universitarios retirados, Eloise y Bob, su análisis, su parecer sobre esta comunidad de intelectuales retirados, que nos confirma la intuición de los descubridores. Ellos, que han viajado por el mundo por años, tienen la experiencia para revelarnos el por qué escogieron Home. Esta simpática pareja, que aun como jubilados continúan su labor cultural y educativa, y que hablan español con sabor criollo, me sorprendieron una tarde con un concierto de violín de uno de sus sobrinos que les visitaban, Avery Shulenbarger, que a los 16 años, un virtuoso miembro de una de las Orquestas de Cámara y Sinfónica de Spokane, Washington.
Aquí las líneas de Robert y Eloise: "Aunque no crecimos en Home, ya tenemos 21 años de residir aquí, atraídos por lo que posiblemente, motivó a los primeros residentes, vivir aislados del mundo, libres de las demandas sociales y políticas del 'gran' mundo. Hoy día, los que se mudan a Home probablemente buscan algo diferente, ya que al visitarnos, lo primero que ven es la belleza de la Bahía, sus árboles, su montaña y apariencia de villa apacible y amigable, con sus bien cuidadas casas rodeadas de jardines, gramas verdes y gran variedad de estilos y épocas. No es un estéril vecindario, de esos que abundan en muchos pueblos, algunos de ellos cercanos".
Y continúan: "Otro de los importantes aspectos del poblado es el diseño de sus calles que conectan a las casas. Documentos históricos dicen que fue mi Abuelo, Martin Van Buren Dadisman, quien planifico las calles de Home, que en realidad, ha resultado ser un buen plan. Las calles están siempre con alguien caminando o paseando en bicicleta. Cuando pasamos por las casas vecinas, muy a menudo nos detenemos a saludarlos y/o conversar, de esta manera siempre estamos conectados, no solo físicamente, sino socialmente".
Y al final, nos dicen que "Home no es una municipalidad, está gobernada por las leyes del Condado de Pierce, lo cual es afortunado, pues ninguno de los residentes tiene la responsabilidad ni la facultad de pasar leyes o reglamentos, que supervisen la vida del vecino. Esta libertad, sueño de los fundadores, nos permite vivir en harmonía, sin discusiones sobre si pasamos esto o aquella regulación o plan. Quizás esta es otra de las razones el por qué Home actual, es tan atractiva, sin preocupaciones de cambio, lo cual la confirma en uno de los rincones más placenteros del mundo, donde el temor de que el próximo año será diferente, no existe".
Por lo que el titulo dice que es ejemplar. Habiéndosenos quedado en el tintero la buena noticia, no tienen lo que no requieren: que no hay policías, ni buenos ni corruptos, y mucho menos políticos, tratando de convencerte de sus virtudes y que sin ellos, el mundo no camina. Deberíamos aprender la lección de Home. Seriamos Felices!
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