domingo, 4 de febrero de 2024

El Archivo DCCCXLIX

Bendito Vientre de la Mujer
La educación comienza ahí. Una parte del proceso de desarrollo del ser humano que requiere de una madre feliz, una preñez tranquila durante la cual absorbe, a través del canal umbilical, su formación futura. Es común las conversaciones cariñosas de las madres con el ser que tienen en su vientre. Debemos proteger a la mujer, ya que, sin ella, no hay humanidad. Hay que respetarlas y amarlas, ya que son la bendición de nuestro mundo.

Parinoush Saniee, autora iranesa, en su libro intitulado Oculté mi voz (2016), nos relata la historia de un niño de cuatro años llamado Shahaab que no puede hablar y era ridiculizado por sus compañeros que le llamaban "tonto". Al conversar su madre sobre el tema con su marido, el padre también cree que el impedimento del habla del niño indica que su hijo es un idiota y, por lo tanto, avergüenza a la familia. Nadie en la familia puede entender lo que le acontece a Shahaab, excepto su abuela materna, que parece poseer la comprensión y la amabilidad que tanto anhela, reforzando un vínculo, cada vez mayor, que conduce a una profunda amistad en la que Shahaab puede experimentar felicidad, y finalmente encontrar su voz. Esto nos destaca el valor de la mujer.
Por lo que es lamentable que en la mayoría de las religiones se les aparte y discrimine, con excepción del cristianismo, donde la mujer es su fuerza espiritual, personificada en María. La Iglesia Católica ha beatificado y santificado a extraordinarias mujeres, a quienes veneramos a la par de la Virgen María, Nuestro Señor Jesús y sus apóstoles.

Nos dice Wikipedia que "En la historia de la Iglesia católica, mujeres laicas y religiosas han ejercido funciones que han impactado las actitudes sociales hacia las mujeres de modo significativo en el mundo. Las mujeres constituyen la mayoría de miembros de vida consagrada dentro de la Iglesia católica: en 2010 había alrededor 721,935 mujeres dedicadas a la vida consagrada… Algunas mujeres influyentes fueron teólogas, abadesas, monarcas, misioneras, místicas, mártires, científicas, enfermeras, gestoras de hospitales, educadoras y monjas, muchas de las cuales han sido canonizadas e integradas en el santoral católico".
También aclara que "Si bien los Doce Apóstoles eran todos hombres… se sabe que las mujeres eran miembros activos en la temprana propagación del cristianismo. Hay muchas santas y mártires… Las abadesas medievales disfrutaron de influencia y poder considerable, y las mujeres religiosas han jugado una función importante en el catolicismo en conventos y abadías, y particularmente en el establecimiento de escuelas, hospitales, orfanatos y centros de devoción".

La Iglesia Católica produjo muchas de las primeras científicas y eruditas de la historia, incluyendo a médicos como Trotula de Salerno (siglo XI) y Dorotea Bucca (1360-1436). La anatomista Alessandra Giliani (1307-1326), la filósofa Elena Piscopia (1646-1684) y la matemática María Gaetana Agnesi (1718-1799). Igualmente la Iglesia Católica honra a cuatro mujeres como "Doctores de la Iglesia"; la mística alemana Hildegarda de Bingen, la mística española Santa Teresa de Ávila, la mística italiana Catalina de Siena y la monja francesa Thérèse de Lisieux. Otras se han proyectado a un lugar internacionalmente prominente a través de trabajos caritativos, de hospitales y de justicia social, como Santa Marianne Soporta, la Madre Teresa que sirvió a los pobres de la India, y la promotora de campañas contra la pena de muerte Helen Prejean.

La Iglesia católica ha influido en condenar el infanticidio, el divorcio, el incesto, la poligamia y considerando la infidelidad marital de los hombres igualmente pecaminosa que la de las mujeres.
La iglesia considera el aborto y los anticonceptivos como pecaminosos, lo que implica límites en las prerrogativas reproductivas de las mujeres y la jerarquía católica es predominantemente masculina y rechaza la ordenación de mujeres al sacerdocio, lo que implica una condición de "inferioridad" para las mujeres, pero el nuevo feminismo y la teología feminista reflexionan extensamente sobre estas actitudes católicas hacia la mujer, aunque se ha de decir también que la Iglesia defiende firmemente la dignidad de hombres y mujeres, ya que ambos son criaturas de Dios.

 

 

 

 

 

 

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