domingo, 21 de enero de 2024

El Archivo DCCCXLVII

Si Hay Vida ¡Hay Esperanza!
Para los humanos, si hay vida ¡hay esperanza! Pero al contrario, para los autócratas y sus asociados, desesperan ante el peor de sus temores: Perder el poder. Día a día temen por sus vidas, por lo cual, paródicamente, ellos no pueden tirar la toalla, ya que ésta sangra. La ciudadanía, sus víctimas, viven la esperanza, que refuerzan con la persistencia de una lucha cuyo único objetivo es la paz y el bienestar común. Para ello hay que aprender la estrategia de los "cusucos", conocidos en Latinoamérica como "armadillo", ese astuto animal que, ante el peligro, se esconde, pero nunca se rinde.
Si hay algo que me hizo daño en la vida, fue el mucho hablar, creyendo que con ello, demostraba estar siempre bien informado y por lo tanto ser importante, cuando en realidad, enseñaba falta de juicio y prudencia.

Hace unos días leí que un grupo opositor nicaragüense anunciaba que estaban solicitando una entrevista con el Papa Francisco, este es un ejemplo de lo inútil que es hablar por hablar y peor aún, hacer declaraciones vacías, ya que anunciar que se está solicitando una entrevista, es hasta infantil, pues para obtenerla hay que solicitarla.

Comprendo que declaraciones como la anterior son hechas con la mejor intención, tratan de demostrar que están activos, pero en realidad les hace mucho daño, pues de conseguir la entrevista, se pierde el impacto, y si no se logra, se pierde la credibilidad.
Esto no quiere decir que los grupos opositores, que tienen la ventaja de una prensa internacional amiga, no aprovechen su cooperación, como en el caso del acoso y hostigamiento que en Cuba y Nicaragua sufren las religiones, los religiosos y especialmente la Iglesia Católica… y algunas protestantes, un error de la cúpula gubernamental, ya que las religiones en general son patrimonio de los pueblos. Al encarcelar a sus guías espirituales, no logran callarlos, pues su misión es predicar la fe de las Sagradas Escrituras, no son políticos, simplemente definen el bien del mal y nos preparan para la vida eterna.

La Iglesia, es "tanto una comunidad local como una institución religiosa… con vocación universalista", (Wikipedia) predican a sus fieles en su afán de asegurarles bienestar terrenal, al recordarle sus obligaciones y derechos cívicos, la Iglesia educa a través de sus "apóstoles", voceros de los principios de sus fundadores. En el caso del mundo occidental, existe la creencia de que el hijo de Dios, Jesús, fue enviado a dignificar a la humanidad, que, en sí, es hija de Dios, razón por la cual destaco la importancia de la educación, en defensa de los derechos inalienables del ser humano y sus obligaciones para lograr la convivencia o sea el amor al prójimo.
"No hay peor ciego que el que no quiere ver", frase que, según el Evangelio de San Mateo, brotó de boca de Jesús. La ceguera de los que dan palos de ciego solo tiene una explicación, falta de cultura y educación, he allí el meollo de la tragedia, que ciega la soberbia del poder, poder tan efímero como la vida terrenal.

La "vida terrenal" es el espejo de la naturaleza, si la cuidas, te rinde frutos, si la desprecias, se convierte arenosa, o sea, "del polvo vienes y en polvo te convertirás". La similitud de nuestras vidas con la naturaleza, se profundiza en la espiritualidad de ambas, eternidad que predican los religiosos, ya que nuestros cuerpos nutren a la naturaleza y ella, al pasar de los siglos, nos da su eterna protección y sustentación.

Protección que los líderes espirituales de las religiones predican desde sus iglesias, no para destruir ni asechar, sino para decirnos que la humanidad vive en la eternidad de los recuerdos, que el bien cosecha felicidad y la opresión, temor y tristeza.
No debemos temer, solo temen los que ultrajan al prójimo y como Monseñor Martínez Camino, Obispo Auxiliar de Madrid nos recuerda en "La Prensa" virtual nicaragüense (https://laprensani.com) del pasado 6: "No hay verdadera humanidad, sin libertad".

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