domingo, 4 de junio de 2023

El Archivo DCCCXIII

¿Por Qué el Empecinamiento?
¿Porque lágrimas y tristeza, en vez de alegría y sonrisas? Pregunta que nos hacemos los que vivimos en paz y en armonía con la humanidad, que solo nos reclama el más simple de los deberes, respetar el derecho ajeno, como nos recordara Juárez, el estudioso indio zapoteca, ejemplo de humanidad.

En todos los continentes de nuestra madre tierra, hay autócratas empecinados en causar dolor. Un complejo de inferioridad, supongo, les incita a reaccionar como animales rabiosos. No aceptan opiniones y mucho menos, disidencias. Se alejan y se rodean de serviles cortesanos, de aduladores y/o familiares oportunistas. Literalmente, se enjaulan en su falsa soberbia, pues son cobardes y miedosos por el mañana, su eterno fantasma. Hay un enigma, los malvados, por lo general, no son mañaneros.
El autócrata o "mandamás" se aísla de la realidad, desconoce la verdad de la vida, que es muy simple: cosechas lo que siembras. Es más arrogante que malvado. Usa la maldad y el don de mando, ante una humanidad débil, la que prefiere obedecer y servir antes que luchar por su bienestar, por eso son los débiles los que le dan poder, y sin ellos, es un simple altanero, caprichoso y presumido. Llegan al poder disfrazados de una falsa humildad, se ajustan a los caprichos de quienes usan su obediencia y nunca intentan mandar, solo coordinan.

Algunos son instruidos pero con resentimientos, como Fidel y Correa; otros, tácitamente analfabetos pero ambiciosos, acomplejados, amorales y ensimismados; ninguno conoce la piedad, pero todos, sin duda alguna, son destructivos, intestinos podríamos decir, son especímenes sin valores, ya que su mundo comienza y termina en ellos. En verdad nuestro mundo vive acechado por una pequeña fauna, que se considera superior y, aunque uno tras otro desaparece, siguen los de turno, causando destrucción y desolación.
Es por lo anterior, que debemos apartar complejos de superioridad política, ya que el adversario del mundo libre, no es político, es un simple enfermo de poder, que desprecia la política, o sea la ciencia de liderar y administrar Repúblicas, que demandan servicio, honestidad y respeto a su constitución y sus leyes. Es indispensable que alcemos la vista hacia el futuro, como lo hicieron los patriotas de 1776, que fundaron un gobierno para "nosotros, el pueblo" (We, the people), induciéndole a luchar por sus inalienables derechos, con coraje cívico y con fe en Dios, el de los justos, ya que siempre ha habido y habrá ignorantes y corruptos, asechando el poder, incluso en los países democráticos.

Es indispensable que nos alejemos de intereses personales, pues unidos somos comunidades que forman barrios, ciudades, estados y repúblicas, nuestras madres cívicas, el bendito terruño, como lo añora el hijo ciudadano desde el despiadado exilio.
No hay que desesperar, sabemos que el mundo es un "valle de lágrimas", pero tampoco procrastinemos nuestra obligación en convertirlo en un "valle de esperanzas", lo que se logra apartando egoísmo y oportunismo, colocando en su lugar patriotismo.

Pero en el mundo de los "mandamás" siempre hay excepciones, aquellos que no ordenan matanzas, ni aprisionan, solo usan el poder para enriquecerse, y a sus compinches, a través del soborno y la corrupción, como los Kirchner en Argentina. ¡Nefastos también!

Las lágrimas de miles de madres y el deambular en el exilio, es suficiente incentivo para que los patriotas de hoy, emulen a los del ayer, uniéndose con un solo objetivo, que sus hijos nazcan, crezcan y vivan en libertad, lo cual es imposible mientras no haya una unión patriótica que derrote a los mal llamados gobernantes, ya que solo en libertad se logra erradicar la miseria cívica y material de los pueblos.

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