domingo, 7 de mayo de 2023

El Archivo DCCCIX

El Derecho Individual
El doctor José Azel, cubano investigador, escritor y colaborador en la Universidad de Miami, cuyos artículos los leemos en "La Prensa", diario digital nicaragüense en la clandestinidad, nos dice que el ciudadano "people" a que se refiere la Constitución estadounidense en "We, the people" (Nosotros, el pueblo), es la primera víctima de los gobiernos populistas, que haciendo mal uso del valor de la individualidad, lo convierte en masa amorfa, sin valores y sin esperanzas.
Si leemos acuciosamente los documentos fundacionales, encontraremos la afinidad de los pensamientos de los Fundadores, quedándonos claro que la libertad individual fue el principal motivo en la creación de Estados Unidos. La Constitución fue diseñada para aplicar los principios de la Declaración de Independencia, y funciona como dispositivo institucional para asegurar nuestros derechos naturales de vida, libertad y propiedad.

Para los Fundadores en esa palabra, "Nosotros", no significó una entidad colectiva, sino, "cada uno de nosotros", como ciudadano individual. Sin embargo, tiene extraordinarias consecuencias políticas.

Si lo interpretamos como un colectivo, expresa la prevalencia de la voluntad de la mayoría. Así, la Constitución se convierte en un mecanismo para satisfacer la voluntad colectiva, donde los únicos derechos legales individuales son aquellos que otorga la mayoría. En contraste, la interpretación como un individuo considera la Constitución como una herramienta para mantener a raya al gobierno, y así limitar leyes contrarias a nuestros derechos naturales como individuos.
Tal como lo formula el profesor estadounidense de derecho constitucional en Georgetown University, Randy Barnett, "la gran división actual en Estados Unidos es entre aquellos que creen, de acuerdo con los Fundadores, que primero están los derechos y luego el gobierno; y los que creen que primero está el gobierno y luego los derechos." El gobierno no es el creador de nuestros derechos naturales, y la mayoría no tiene derecho a violarlos. Nuestros derechos están por encima de una mayoría democrática.

En el centro de esta cuestión está la doctrina de los derechos naturales. Estos no dependen de las leyes o del gobierno, sino que existen antes del gobierno y emanan del sentido común. Debemos elegir "gobiernos democráticos" para garantizar nuestros "derechos naturales". Somos individuos con derechos, por lo tanto, necesitamos un gobierno basado en el derecho. La función del gobierno es proteger nuestra vida, libertad y propiedad, para que podamos buscar la felicidad individual.
Los Padres Fundadores creían que los gobiernos elegidos por mayoría eran inherentemente peligrosos para nuestros derechos individuales. Como nos recuerda el laureado columnista y premio Pulitzer, George Frederick Will; "de las principales instituciones creadas por la Constitución (Congreso, Presidencia y Corte Suprema) sólo la mitad de una de ellas, la Cámara de Representantes, es elegida directamente por el pueblo en su diseño Original" y continua que "Consecuentemente, después de la Fundación, las discusiones políticas comenzaban a menudo con un debate sobre si el gobierno federal tenía derecho a tomar alguna acción bajo los poderes enumerados por la Constitución. Hoy, casi nadie en la rama legislativa o ejecutiva cree que haya algún tema, en cualquier esfera, en que el gobierno federal esté excluido Constitucionalmente", lo cual es lamentable, porque nuestros derechos naturales deben prevalecer sobre el poder de la mayoría a gobernar.

La historia se ha definido como el registro de la lucha entre la libertad y la autoridad. James Madison identificó, como mal político, que la democracia pudiera producir la tiranía de la mayoría. "Nosotros, el pueblo" no debe entenderse como grupos étnicos, raciales, políticos o sexuales. No estamos definidos por accidentes de nacimiento o socialización como lo requiere la "política de identidad".

No somos lo que sea nuestro grupo. No somos una sociedad de colectivos adormecidos políticamente. Las opiniones individuales son necesarias para una saludable democracia. Debemos reclamar, como nuestros fundadores, que "Nosotros, el pueblo" somos personas individuales que nos definimos como participantes independientes en una sociedad libre, lo cual ha sido un largo recorrido de trabajo y lucha, ya reconocidos en los países con alta calidad democrática, aunque en muchos países, por motivos culturales, religiosos o de intereses políticos corruptos, muchos de ellos, siguen sin reconocer que EL DERECHO INDIVIDUAL ES INALIENABLE.

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