domingo, 5 de febrero de 2023

El Archivo DCCXCVI

Honestidad e Integridad
¿Somos realmente honestos e íntegros? Pregunta que deberíamos hacernos, ya que según el diccionario, la honestidad, hablar y actuar con sinceridad, es más que no mentir, no engañar, no robar o no hacer trampas. Implica mostrar respeto hacia los demás y tener integridad y conciencia de sí mismo. Por lo que resultan ser muy pocos los 100 por ciento honestos, y no me refiero hacia el prójimo, sino hacia nosotros mismos.

Algunos lectores de El Archivo de la semana pasada, creen que la carta que recomiendo escribir y enviar a los Presidentes es una necedad, un desahogo; y posiblemente tengan razón, ojo, si fuesen solo un puñado, pero si fuesen miles y miles de sobres, en cada país, con mensajes no de odio, ni de amenazas, tengo la certeza que después de ignorar los primeros cien, llegaría la curiosidad de abrir unas cuantas, encontrándose con la sorpresa de que se trata de mensajes de conciudadanos que buscan entendimiento, convivencia en paz y, posiblemente, seguirían abriendo más sobres, encontrando más de lo mismo: Entendámonos, respetémonos, ya que de lo contrario, todos perdemos.
Es necesario que, de una vez por todas, entendamos que los que ejercen el poder son seres humanos, y aunque algunos abusan por codicia o por ese sentimiento también humano de creerse superiores, todos sabemos que hay un final del que nadie se ha escapado, por lo que una oferta de convivencia, donde no hay vencedores ni vencidos, es una oportunidad válida y merece, por lo menos, ser tomada en consideración.

Todos sabemos que los aduladores abundan, oportunistas que medran el poder por beneficio personal. Es para contrarrestar esta nefasta influencia que el pueblo tiene la responsabilidad cívica de expresar sus sentimientos, y que mejor forma que una carta personal y respetuosa.

No hay duda que una concentración o desfile de ciudadanos inconformes con el poder omnímodo y abusivo es impresionante, pero también amedrenta a las autoridades, quienes responden con fuerzas policiales que abusan de sus armas, causando daños irreparables en quienes solo están ejerciendo el derecho de protesta cívica.
Por el contrario, los sobres con misivas de convivencia y paz, no amedrentan, no amenazan, son de un pueblo que busca la comprensión y protección del poder, dentro de las leyes y reglamentos de su Constitución Política.

Las cartas son individuales, aunque en algunos casos, expresan el sentimiento de familias que han quedado desamparadas, debido a que su cabeza o responsable, se encuentre injustamente en prisión o refugiado en el exterior.

Las cartas son el faro que ilumina el camino hacia una convivencia de valores, cartas de ciudadanos responsables sin intereses ocultos, pues lo único que anhelan es la oportunidad para producir el bienestar de sus familias, trabajando sin el temor que produce la incertidumbre, una palabra que desconocen los integrantes de gobiernos irresponsables e irrespetuosos de los derechos que todo ser humano anhela y merece en libertad.
Nuestras Américas adolecen de protección ciudadana, somos un continente que ha crecido en el subdesarrollo que producen las interminables guerras fratricidas que, últimamente, se han convertido en bandas delincuenciales armadas, que aprovechando el irresponsable populismo de alguno de sus gobernantes, se convierten en el látigo que abruma a los pueblos.

Por todo lo anterior es que recomendamos darle una oportunidad a la antigua forma de expresión, la carta personal, donde se expresan sentimientos en búsqueda de convivencia y armonía familiar, en una casa llamada República, por lo que podríamos decir que esta "carta" es nuestro voto razonado, es nuestro mensaje de convivencia, es nuestro llamado a convivir en paz.

A continuación, la imagen del sobre que ya envié al Presidente de mi lar natal.
* A excepción de la carta, agradecemos las fotos que obtuvimos de pexels.com


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