domingo, 18 de septiembre de 2022

El Archivo DCCLXXVI

Las Monarquías y la Democracia
Isable II
La Reina Isabel II, cuyo sepelio será mañana lunes 19, se reconocerá en la historia monárquica del mundo como la "árbitro por excelencia de la democracia". Líder del "Commonwealth Británico", una Mancomunidad de 54 países independientes y 2.4 mil millones de personas, caso único en nuestro mundo.

Carlos III, su hijo mayor, ha tomado esa delicada misión, de acuerdo con la tradición monárquica, ser el Árbitro de los países de la Mancomunidad. Es necesario aclarar que el Monarca preside protocolariamente, pero es el Primer Ministro o el Presidente de cada país, electo democráticamente, quien gobierna. Un caso especial es el de Zimbabue, expulsado de la mancomunidad en 2002, como medida contra el régimen de Robert Mugabe, en la actualidad ha iniciado los trámites para reincorporarse, por medio de su presidente electo en 2017, Emmerson Mnangagwa.

Son diez las monarquías constitucionales que existen en Europa: Reino Unido, España, Luxemburgo, Suecia, Bélgica, Países Bajos, Noruega, Dinamarca, Mónaco y Liechtenstein. Todas ellas juegan un papel más social y promocional que político, y mantenerlas es muy costoso, lo cual debería ser visto como una inversión promocional, pues en verdad son atractivos turísticos de gran valor.
Leí en una publicación de CNN, que el mundo no entiende el poder de los ritos y ceremonias de la Realeza Británica, esa pompa y sencillez que le dan a la muerte y a la vida una razón de ser.

La demostración de sentimientos de un pueblo conlleva propósitos profundos de nacionalidad. La coreografía que envuelve tanto el luto por la Reina como la alegría por la coronación del Rey entrante, compaginan "autoridad" con "legitimidad", de un monarca al otro, lo que demuestra que las fundaciones del Estado son firmes y que la continuidad representada por Isabel II se transfiere a su sucesor en una cadena que se ha mantenido por 1000 años.

Cualquier duda del apego de los británicos a su monarquía, palidece ante el desfile de miles ante el sarcófago de la Reina y los miles de millones que presenciarán su funeral mañana lunes. La coincidencia de su muerte en el Castillo Balmoral en Escocia, es una apertura política para quienes desean mantener el Reino Unido intacto, contrarrestando los aires de independencia, demostrando que no existen planes para abandonar la monarquía.
Sabemos que en todos los países democráticos se mantienen ceremoniales para el traspaso político que conlleva la aprobación del pueblo hacia el líder electo, y aquí viene algo muy interesante, pues el escrito de CNN menciona que, aunque los Estados Unidos nació de una revuelta en contra de la Corona Británica, el traspaso metódico de Isabel II a Carlos III, demuestra la continuidad y legitimidad que el saliente Presidente Trump desea quitarle al pueblo americano.

Estados Unidos tiene su propio y elaborado ceremonial de traspaso de poder de un Jefe de Estado a su sucesor, que asienta el sentimiento de nacionalismo y unidad que culmina en la inauguración presidencial, al rechazar estos rituales, Donald Trump, quiso quitarle a su sucesor, Joseph R. Biden, legitimidad ante el pueblo americano, planificando e incitando una rebelión al no aceptar los resultados de la elección y escapándose de la ciudad antes de la ceremonia de inauguración, o sea que la antorcha no se transfirió de acuerdo a la tradición.
Apoyamos a los comentaristas del CNN, en que no se puede comparar el traspaso monárquico al traspaso democrático, pero como ellos, sí podemos decir que en el 2022, la Monarquía Constitucional Británica está más estable que el país más poderoso de la democracia mundial y solo por el capricho de un hombre, cuyo ego y mente corrupta trata de destruirlos.

¡Dios proteja a nuestro mundo!

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