domingo, 4 de septiembre de 2022

El Archivo DCCLXXIV

Dignidad, Cimiento de la Libertad
Para gozar de libertad, el componente "dignidad" es indispensable, y el significado que le da Google (gogol), que es proporcionado por Oxford Languages, me parece acertado: "Cualidad del que se hace valer como persona, se comporta con responsabilidad, seriedad y con respeto hacia sí mismo y hacia los demás y no deja que lo humillen ni degraden".

Lo cual coincide con la definición que hace un artículo que publicó el New York Times sobre el obispo nicaragüense Rolando José Álvarez, el pasado 24 de agosto, y replicado por muchos medios. Sobre la caótica situación de Nicaragua, del obispo dice: "Él fue la voz de protesta más prominente en Nicaragua, usando el púlpito para denunciar la detención de opositores realizada por el gobierno y la supresión de derechos civiles. Entonces, la semana pasada, el gobierno vino por él… fue arrestado, después de que la policía invadiera su residencia y lo confinara en su casa y secuestrara a ocho de sus acompañantes". Ya antes, los "omnipotentes" habían obligado al obispo coadjutor del Arzobispado de Managua, Dr. Silvio José Báez, a autoexiliarse, al igual que al Nuncio Apostólico (Embajador) del Estado Vaticano, Waldemar Sommertag, por haber solicitado la libertad de quienes cívicamente desean una Nicaragua democrática y digna.
Y sigue Google "Pierdes la dignidad cuando permites que te hablen sin respeto, que te comparen, te humillen, se burlen de ti, o cuando consientes y permites conductas por parte de otros que son contrarias a tus valores".

Esta pérdida de dignidad es lo que sucede en países donde la democracia es prostituida por "populistas" que la ultrajan utilizando la fuerza de las armas para apresar y destruir lo que garantiza a los pueblos libertad, paz y bienestar ciudadano, impidiendo trabajar y producir, que es lo que desarrolla las naciones. Llegan a infundir temor y confusión, lo que obstaculiza la búsqueda de soluciones, pues algunos que podrían cooperar para encontrarlas, líderes cívicos y religiosos, son encarcelados, secuestrados, confinados o desterrados.
No se puede dialogar con quienes reiteradamente repudian el diálogo, además, el mundo está inmerso en muy serios conflictos, pestes, pandemia, una guerra de ya seis meses en los que el pueblo ucraniano y sus valientes y responsables dirigentes han repelido dignamente la criminal invasión rusa; y otros conflictos que amenazan la paz mundial, que los "dictadorzuelos" aprovechan para actuar sin freno alguno.

Pero la historia mundial enseña que el mal, siempre es derrotado. No se puede apresar la libertad, y menos la dignidad de los pueblos, que estoicamente luchan por liberarse de quienes se consideran dueños de vidas y haciendas y que saben que volverán a convivir, sin odios ni venganzas, como el diario La Prensa, destruida físicamente en tres oportunidades en sus 96 de existencia y con tres de sus directivos bajo arresto, sigue informando con dignidad y la fuerza de la verdad.
Verdad que nos hace meditar del "por qué" del empecinamiento de algunos en destruir la dignidad de las personas, al ignorar que al final de la jornada terrestre, que morir tenemos. No nos llevamos nada, como nos demostró Alejandro III el Magno, uno de los líderes militares más temidos del mundo antiguo, que solo vivió 33 años, y a punto de morir pidió tres peticiones, que el mismo aclaró, primero "cuando me transporten los médicos más ilustres demostrarán que nada pueden hacer ante la muerte", "quiero repartir los tesoros obtenidos durante mis campañas para demostrar que los bienes materiales se quedan aquí" y tercero, "mis brazos balanceándose al viento, indicando que llegamos a este mundo sin nada en ellas y con ellas vacías lo abandonamos".

Por lo que sigo preguntándome ¿por qué desechamos dejar gratos recuerdos, en vez de lágrimas y llantos? ¿por qué acosamos la dignidad de quienes luchan por el bienestar de la humanidad?

Quizás la respuesta está en la frase que escribió Rubén Darío en su poema "Los motivos del Lobo" cuando dice: "en el hombre existe mala levadura".

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