domingo, 13 de febrero de 2022

El Archivo DCCXLV

¡La Familia!
Antes de entrar en el tema de la familia, deseo aclarar que el concepto de "la verdad" para este servidor es el de una "actitud humana", que sobrepasa lo filosófico y científico.

Nacemos libres para luchar, para defendernos, para confiar o desconfiar, tanto así que, si la leche materna no sustenta, rehusamos la teta de la única persona que hemos conocido y aceptamos al desconocido biberón, porque los sentidos nos dicen que necesitamos alimentarnos para subsistir, un proceso que es parte integral de nuestro ser, o sea las "verdades" que forma nuestra vida.

Nacemos con el instinto de ser amados y amar, por lo que es muy importante el amor familiar, que lo forman los padres biológicos, hermanos, abuelos tíos y primos, con quienes estamos unidos debido a ese fuerte material genético llamado ADN (ácido desoxirribonucleico) que se encuentra en el núcleo de cada una de nuestras células.
El cariño y el afecto no mienten, es una verdad que se acrecienta y fortalece dentro de lo que conocemos como familia. Tan importante que en la actualidad una de las enmiendas pendientes de la Religión Católica Romana, es la que sus "párrocos" y en algunos casos, misioneros, sean cabezas de familia, lo cual ya es un hecho en el catolicismo ortodoxo griego y ruso, así como el ucraniano, quienes reconocen al Papa.

Sabemos que el principal símbolo de la comunidad familiar es el hogar, es nuestro altar, es ahí donde nos desenvolvemos, desarrollamos nuestra vida cotidiana, donde somos la célula de la sociedad que da forma y está por encima del propio Estado.

Por lo que es importante formar y unir a nuestras familias, amalgamadas con valores y principios sólidos, ya que la delincuencia se aprovecha de la desunión, para infiltrarse y destruir hogares. Hoy en día entre los jóvenes existe una gran carencia de autoridad, una grave falta de la figura paterna, sea hombre o mujer, que se dedique a enseñarles a obedecer, a respetar, a apreciar el amor, la honestidad y la solidaridad.
El hogar es el primer escenario donde nos desarrollamos y por eso la familia es el primer medio de control social. Es allí donde el niño aprende a socializar positivamente. Un fracaso en esa etapa lleva a los problemas sociales que hoy vemos a diario, como el uso de la violencia para resolver conflictos o la inexistencia de valores como la responsabilidad, la solidaridad o el respeto de límites.

La familia es la célula fundamental que ejerce el control social en el sentido de regular las interacciones humanas para reducir o evitar el conflicto y la proliferación de conductas socialmente desviadas, por lo que lo que todos debemos preocuparnos por enseñar con buenos ejemplos, apoyando los valores en el hogar y en el entorno familiar desde muy temprana edad, con la finalidad de contrarrestar las conductas delincuenciales y de violencia a las que el joven puede estar expuesto en su vinculación con otros de su edad en la sociedad.
Los lazos principales que definen una familia son los vínculos del matrimonio, de consanguinidad y de compadrazgo, el cual deberíamos de reactivar, ya que se trata de amistades o parientes a quienes guardamos especial afecto.

El concepto universal de la familia varía, pero se puede relacionar con otros conceptos, como los de clan y tribu; para mí, la unión entre varón y mujer, es la base del modelo principal de familia como tal, pero las formas de vida familiar son muy diversas, dependiendo de factores sociales, culturales, económicos y afectivos. Felizmente, en nuestros países, incluso en las diásporas que residen en USA y CANADÁ, hemos logrado a través de los años, una sorprendente integración racial y afectiva, solo nos falta reforzarla.

Por lo que recomiendo que los sacerdotes, pastores y autoridades que tengan la potestad de unir en matrimonio a los que se aman, propaguen su importancia, resuelvan cualquier impedimento y faciliten esta unión tan importante para la integración de la familia.

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