domingo, 20 de diciembre de 2020

El Archivo DCLXXXIV


Algo Vital: ¡Confianza!
Faltan cinco días para la conmemoración del ejemplar acto de Dios, al decidir confiar en María, hija de Ana y Joaquín, la gestación y cuidado de su hijo, Jesús, quien vino a redimir al mundo, dando ejemplo de vida y sometiendo su cuerpo al sacrificio, clavado en una Cruz.

María y José, su esposo, dieron amor y educación al hijo que aceptaron por petición, a través del Arcángel Gabriel, de Dios mismo, una demostración de amor y confianza.

Después de veinte siglos aun nos enfrentamos, lamentablemente, con la incertidumbre, la desconfianza y las mentiras de seres sin amor al prójimo y sin respeto a sí mismos, quienes, aprovechando tragedias humanitarias y diferencias políticas, actúan con irracionalidad, contaminando con ello a quienes, por falta de educación, desconocen la ética y moral necesaria para convivir en paz.


Por lo anterior es que les traigo pasajes que publicase la semana pasada el diario "The Washington Post" del pensamiento de un estadista y patriota americano, un apóstol de la "confianza", George P. Shultz, al cumplir sus 100 años de afanosa vida.

"Al llegar a mis cien años de juventud, he aprendido mucho… y mirando hacia atrás, me impacta una lección que aprendí desde muy temprano y después volví aprender una y otra vez: 'Trust is the coin of the realm' (Confianza es la moneda del Reino). Cuando hay confianza, ya sea en ámbito familiar, de estudio, trabajo, empresariado, burocrático o militar, algo bueno sucede. Cuando esa confianza no está en el entorno, nada bueno sucede. Todo lo demás son detalles"

"Durante la Segunda Guerra Mundial luché como 'Marine' en el Pacifico, a la par de un sargento llamado Palat, se me ha olvidado su primer nombre, pero no así el respeto y la admiración –esa profunda confianza que inspiraba–. Su muerte en acción de guerra, me puso a pensar, más que nunca, lo miserable que es la guerra y en el curso de mi vida, recordaba en la perdida de este confiable y querido sargento cuando aconsejaba al presidente Ronald Reagan sobre las acciones militares, diciéndole ‘asegúrate de que sea justa y equipa a las tropas para la victoria’".


"A finales de los 40, estudiando Maestría en MIT (Boston), acompañaba a Joe Scanlon, del 'Sindicato de Trabajadores del Acero', en sus visitas a las fábricas cuyos costos estaban fuera de control, realineando sus operaciones y escuchando la voz de los trabajadores de cómo ejecutar sus trabajos, en muchos casos otorgando bonos por incrementar su productividad, lo que posteriormente se llamó 'Plan Scanlon'. Yo vi como Joe reconstruyó, a base de confianza. Al final, trabajadores y empleadores se beneficiaron, al igual que el país".

"Muy a menudo en mi carrera pude ver que una simpatía genuina es esencial para establecer sólidas y confiables relaciones. En 1973, siendo Ministro del Tesoro, asistí a una ceremonia en Leningrado en compañía del Ministro de Comercio Exterior Ruso, Nikolai Patotlichev; mientras caminábamos, Patolichev, un viejo rudo, con lágrimas en los ojos, describió la enorme cantidad de muertos de la Batalla de Leningrado. Cuando estábamos por salir, le dije a Patolichev, que yo también había peleado en la II Guerra Mundial y que tuve amigos que murieron a mi lado y mirando hacia el cementerio, añadí, esos son los soldados que derrotaron a Hitler y levanté mi brazo en mi mejor saludo militar en señal de respeto. A través del tiempo supe que, como resultado de esa visita, me había ganado la confianza de los líderes soviéticos".


Y podríamos seguir traduciendo y citando anécdotas de la vida de este ciudadano estadounidense y sus correligionarios republicanos, todas basadas en la verdad, en la honestidad, esa que desarrolla la confianza que se necesita para triunfar, totalmente diferente a las mentiras y calumnias, de quien ni siquiera tiene la decencia de saber respetar la voluntad del pueblo americano al aceptar con dignidad que perdió su pretensión a reelegirse, fomentando el odio con desconfianza e ignorancia.

Pues como dice, George P. Shultz; "Así como en Dios confiamos… debemos confiar el uno con el otro, ya que la confianza es fundamental, reciproca y persuasiva. Si hay confianza, todo es posible. Si está ausente, nada es posible". Los mejores líderes confían a sus seguidores la verdad, ¿y sabes qué sucede como resultado? Sus seguidores también confían en ellos. Con ese vínculo, pueden hacer cosas grandes y difíciles juntos, cambiando el mundo para mejor.



No hay comentarios:

Publicar un comentario