domingo, 20 de septiembre de 2020

El Archivo DCXXI

Debemos Prestar Atención a la Policía
En 1922 mi padre, Fernando A. Gallard-Chamorro, llega a León, Nicaragua, asignado como Director de Policía de la Ciudad, donde nací. En ese entonces era militar (Coronel) y en el gobierno estaba el Partido Conservador. Una plaza de trabajo muy delicada ya que mi pueblo natal es también la cuna del Liberalismo. Lo menciono pues, cuando dejo de ser Director, optó por instalar su propio negocio e integrarse a la sociedad leonesa, quien le acogió como respuesta a su ecuanimidad, honestidad y respeto a los derechos ciudadanos demostrados en el ejercicio del cargo.

Hasta aquí llega mi historia familiar, aludida por la única razón de mencionar su ejemplar cumplimiento del deber al mantener el orden en una ciudad donde el 90% eran adversarios políticos, convirtiéndoles en sus amigos, que es la motivación de El Archivo de hoy. Echo es que la Policía de las principales ciudades del mundo, en vez de cultivar la amistad, confianza y respeto de la ciudadanía, se han convertido en una fuerza armada que infunde temor.


Fue en Paris, donde patrullaron los primeros policías uniformados en el mundo y se creó la primera Escuela Policial, le siguió Londres con su famoso "Scotland Yard", y en América, fue Toronto, Canadá. Eran ciudadanos responsables, sin armas letales, enfrentando a delincuentes armados, pero lograban neutralizar por su preparación y destreza. Con el tiempo, los policías han tenido que portar armas cortas, debido a que los vicios y la corrupción han convertido a los delincuentes en peligrosos agresores de la sociedad.

Lamentablemente, al pasar de los años, los policías se han ido transformando en fuerzas armadas en pie de guerra contra la población. Los "Agentes del Orden" actúan como ejércitos de ocupación, con armas de combate, incluso "franco tiradores" como cazadores de feroces animales, creando una atmósfera contraria a su misión de defensores y garantes del orden y derechos ciudadanos.


Aceptamos que se ha perdido la convivencia en el mundo y que existen seres desajustados, resultado de las interminables guerras que han venido deshumanizando al ser humano. También aceptamos que las drogas han aumentado el problema de la delincuencia y que ha logrado corromper hasta las fuerzas del orden, lo que aprovechan los gobernantes populistas para usarlas a su conveniencia y así dominar dictatorialmente a sus pueblos.

Policías y oficiales de alto rango son mencionados, por los organismos que combaten el narcotráfico y el tráfico de personas, como cómplices del crimen organizado, atentando contra la propia patria y familia.

Este desbarajuste urge un cambio que nos permita regresar a esos "tiempones" de convivencia ciudadana, del respeto al "derecho ajeno" que nos legara el benemérito Juárez, es esa la columna vertebral del entendimiento; del proceso de educación cultural, para que la policía y el ciudadano, se unan en la lucha contra el mal. Un proyecto sencillo y práctico, algo que todos conocemos; "ética, moral y cultura" amalgamado con respeto mutuo, donde unidos luchemos por el bienestar común.



Primero, la Policía tiene que limpiar casa, afuera los soberbios y corruptos, en esto van incluidos los líderes sindicales que no ven, ni oyen, ni cooperan en la depuración de los malos agentes.

Segundo, duplicar el número de policías (patrulleros) en los barrios. Su misión: acercamiento entre población y uniformados.

Tercero, eliminación de armas letales, tanto en la población como en la policía, pues hay que parar la "guerra".

Cuarto, regresar a la misión policiaca básica, proteger, no agredir; apresar, no matar.

Quinto, reclutar a los policías jubilados (con hoja de servicios ejemplar) a medio tiempo, para aprovechar su profesionalidad, experiencia y espíritu de servicio, para levantar la autoestima "self esteem" de los uniformados y la población civil, y

Sexto, poner en práctica, a nivel mundial, el modelo de "Philadelphia Police Athletic League", que desde 1947 ha venido trabajando exitosamente con los niños y jóvenes de los barrios de Filadelfia.


Pero estas recomendaciones son para países democráticos, en las naciones gobernadas por corruptos populistas y dictadores, lo único que cabe es "borrón y cuenta nueva".

Nos entristece y condenamos el ataque que sufrieron dos patrulleros en Compton (Condado de Los Angeles). He ahí la razón de este escrito: La falta de respeto del ciudadano hacia la autoridad y viceversa, que sumado al castigo que no estamos aplicando a los desubicados, se convierte en la falta de convivencia.

Todos los anteriores problemas los menciona Cantinflas en su película "El Patrullero 777" (1975), por lo que lo recomendamos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario