domingo, 23 de junio de 2019

El Archivo DCIV

¡Libertad, Derecho Impostergable!
Los "derechos" del ser humano, ni vienen en cuotas, ni es una concesión, mucho menos un instrumento de trueque para los que se creen amos de sus connacionales, pues hay cierto sector de enfermos de "poder" (así entre comillas), que confunden entre el poder hacer un bien y el "poder" destruir.

Lo que llama la atención de los ciudadanos con voluntad patriótica y con deseo de mantener viva la esperanza de convivir en paz y democracia, persistentemente debo añadir, es el desinterés de la "Burocracia Internacional" en tomar decisiones directas en la actual batalla por eliminar el foco del mal, ese que abruma a nuestras Américas. Esos pocos y fétidos "mandamases", que hasta se ufanan de sus acciones, que abierta y burlonamente retan a quienes se identifican como líderes del mundo donde los derechos humanos son inalienables, ejercen un aletargamiento efectivo en esa burocracia.


Desde que Cuba se convirtió en el bastión de la destrucción, enarbolando la irresponsable bandera populista, hemos sido repetidamente testigos de un incremento de la corrupción en todos los países del Sur del Río Grande, llegando hasta destruir los cimientos de países que bien podríamos decir se habían mantenido en la órbita democrática y sus economías pujaban y competían en los primeros planos a nivel mundial.

Aunque algunos de estos países afectados están en el proceso de limpiar su casa, hasta encarcelando a Presidentes y altos funcionarios corruptos, pero los daños han sido tan devastadores que es urgente que gobiernos honestos y responsables del mundo democrático apoyen con acciones contundentes, que incentiven a los pueblos a continuar luchando por instaurar de una vez por todas, las Repúblicas Democráticas que garanticen el bienestar de sus ciudadanos. Este mundo está ahora globalizado, la manzana podrida ya no está en otro barril, estamos todos en el mismo barril.


Pero nosotros, como escritores que tratamos de mantener encendida la antorcha de la historia, tenemos el deber de la denuncia, también de sugerir medios y herramientas que posibiliten a nuestros pueblos a lograr su liberación, sin recurrir a la fuerza armada, que tanto dolor nos ha causado. Como lectores de luchas ejemplares a nivel mundial, tenemos material para analizar en los recientes cambios que movimientos cívicos han logrado, pero son tan diversos, que es imposible usarlos como modelo, a menos que aceptemos el común denominador: la unión de los valores dispersos de ciudadanos que, en una u otra forma, desean lo mismo: la oportunidad, dentro de un gobierno honesto, estable y respetuoso a los derechos ciudadanos, para con sus esfuerzos, lograr bienestar y desarrollo.

Nunca me cansaré de recordar a ese Gandhi, desarropado y enclenque, inmortal icono de la resistencia, un retrato espiritual de nuestros pueblos, que deben mantener vivo el llamado a seguir su ejemplo. No hablo de la India y su lucha, sino del método que uso ese hombre, si, un simple hombre que personifico el sacrificio, la entrega y la humildad. ¿Cómo? Buscando, de acuerdo con las circunstancias, las formas de expresión, de rebelión y de rechazo a quienes pretenden mantenernos en sus garras, pues no los enfrento, sino que los supero.


El "poder" está en quien posee la fuerza de compra, la fuerza de quedarse en casa, la fuerza del silencio, la importancia de la clandestinidad, fuerzas que, sincronizadas entre las diferentes regiones de los países, mantendrían un frente cívico móvil de resistencia inagotable y difícil de controlar, desangrando a la bestia.

No es posible reconstruir países, mientras los gobiernos estén bajo el control de mafias políticas corruptas, por eso es indispensable la presión internacional en apoyo a las estratégicas luchas cívicas de la ciudadanía, para que fuerzas de transición, convoquen a elecciones justas, libres y honestas.

He ahí la importancia de la permanente filosofía Gandhi, palmo a palmo hacia adelante, siempre golpeando donde menos lo esperen, ya que hoy tenemos la ventaja de las comunicaciones electrónicas que presentan un liderazgo movible e invencible como los vientos.

No hay poder que pueda contra la voluntad de los pueblos, pero si hay pueblos que, con voluntad de lucha sostenida, vencen al más destructivo de los poderes, las dictaduras populistas, y eso es lo que se está logrando en varios países de nuestras Américas.

No tenemos duda de que volverán nuestras Repúblicas a brillar con responsabilidad y dignidad cívica, pues si vemos el ejemplo reciente de aquellos que, aun sufriendo amenazas, encarcelamientos y torturas, mantienen vivo ese espíritu de lucha, podemos decir que hay esperanzas de que pronto tendremos una América ¡EN LIBERTAD!

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