domingo, 15 de julio de 2018

El Archivo DLIV – Hoy, Peor Que Ayer ¡Pero Seguimos!


"Ayer es hoy, multiplicado". Un artículo que Sergio Ramírez publica en el diario "El País", trae a la vida momentos inolvidables, como cuando nos describe el tableteo de la ametralladora y fusiles humeantes, las tres niñas aterrorizadas y a su amigo, Fernando Gordillo, marchando a media calle envuelto en la bandera azul y blanco, ofreciéndole al pelotón de los guardias su pecho.

Nativo de Masatepe, Nicaragua, premio "Cervantes 2018", sobreviviente a la matanza del 24 de julio de 1959, algo que "marcó su vida para siempre". Dos de los caídos ese día eran sus compañeros de banca en la Universidad, jovencitos de 17 años como él. Cuatro jóvenes con esperanzas que les fueron arrebatadas, perdieron sus vidas a manos de los "armados" de entonces, "La Guardia" (Nacional de Nicaragua), que ejercía labores de Policía, y luego, 20 años más tarde, establece el récord mundial al desintegrarse en 24 horas. La Guardia.

Da escalofríos leer a Sergio cuando trata de ayudar a sus compañeros cuyos cuerpos yacen en el pavimento, y como a falta ambulancia los trasladan en vehículos particulares al Hospital, donde momentos más tarde encuentra sus cuerpos desnudos encima de las losas, bajo el chorro de una manguera que los lavaba. Se pregunta ¿Cómo se entiende eso de la muerte a los diecisiete? Y al contestar nos traslada a la actual masacre, no de 4 sino de más de 350, ejecutados por francotiradores que asesinan a distancia desde lo alto, queman vivos a familias, aun con niños de pecho, a jóvenes como sus compañeros de entonces, comparándonos al final lo vivido ayer con el hoy: "Ayer es hoy, multiplicado".


Ayer como hoy fue una "manifestación de protesta", lo que trajo el recuerdo de las manifestaciones que en mis tiempos universitarios hicimos en 1944, que gracias a Dios no hubo muertes que lamentar ese día, pero sí fue el comienzo de una lucha, lucha que se alargó por muchos años, con mártires que nos legaron el espíritu de lucha que sigue, y seguirá hasta lograr que la sufrida Nicaragua, llegue a ser una República democrática, digna y honesta.

Lo triste e inexplicable es que algunos de los jóvenes del ayer, se convirtieron en los asesinos del hoy.

Julio López Campos, reclutado para el Frente Sandinista por Carlos Fonseca Amador en 1966, comunicador, analista político y graduado en Europa en Ciencias Políticas, nos brinda un interesante escrito que recomendamos leer en "Envío" digital y que citamos en partes: "nunca había visto a Nicaragua sometida a una violencia tan criminal como la que Daniel nos está imponiendo. Esa criminalidad nunca había ocurrido, ni siquiera bajo la dictadura somocista".


Y continua "Estos crímenes no tienen justificación ni perdón. Antes de abril, el movimiento campesino ya se había insurreccionado, sosteniendo una lucha que durante estos últimos cuatro años nos contagió de esperanza. La resistencia no comenzó, no vino de donde pensábamos que podía venir. Vino de allá, de los campesinos, de la Nicaragua profunda, de gente que sintió amenazadas sus tierras y desafió al gobierno de Ortega".

Recordando la insurrección de hace 40 años, nos dice: "Fue la participación popular organizada de la mayoría del pueblo la que hizo posible aquel esfuerzo. Fue la gente, no las armas".

Recordándonos que "El movimiento campesino es el antecedente de lo que hoy vivimos. Nos dio liderazgos de alcance nacional como el de la dirigente campesina Francisca Ramírez. De esa esperanza nos alimentamos todos estos años y esa fuerza está presente hoy en esta insurrección no armada. Y está intacta".

Recomienda "Organización"… ya que hay mucho por hacer para ponernos a la altura y valor demostrado por los campesinos durante largos años y por nuestra heroica juventud en estos últimos tiempos meses.


Un solo pensamiento domina la humanidad: Que los nicaragüenses sigan luchando por los valores patrióticos con justicia y que al ondear su bandera azul y blanco recuerden el pensamiento de Darío: "Si la patria es pequeña, uno grande la sueña"

Ayer como hoy sabemos que vamos hacia adelante. Nuestra dignidad, nuestra conciencia de que "El Soberano" es "El Pueblo", los deja a ellos, a los asesinos, totalmente desarmados. Los paramilitares empiezan a pensar, ¿Cuándo este pueblo se va a cansar? Son más de 350 mártires, y sabemos que el cansancio les llegara a ellos primero. Pues que nos queda, si ya dimos la vida. ¡No detenernos hasta la victoria!

¡Amamos nuestra patria y sabemos que Dios está de nuestro lado, estamos aferrados a la verdad y no tenemos miedo!

¡El Soberano ya decidió y no hay vuelta para atrás!

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