domingo, 21 de enero de 2018

El Archivo DXXIX – ¡Isla de Ometepe, Nicaragua!


Hay destinos que debemos conocer, como la isla de Ometepe, que en lengua náhuatl, sus antiguos moradores, significa lugar de fuego místico, misticismo que permanece aún en nuestra era recordándonos que vivimos en un planeta en que nos hace falta mucho por visitar gozando del ocio o sea el tiempo libre que conocemos como turismo.


Ometepe es la única isla del mundo con dos volcanes y en medio de un lago de agua dulce, isla de encuentros indígenas, con vestigios arqueológicos de culturas que viajaron desde el Sur (Chile) y el Estado de Utah en el norte. Una baraja de bellezas naturales que debemos proteger, convertir esta preciosa Isla en el primer parque turístico centroamericano y así defenderla de un azaroso futuro que le amenaza como consecuencia del capricho de un grupo de oportunistas, que a pesar de enfrentar impedimentos económicos y logísticos, están empecinados en construir otro canal interoceánico en el istmo, sin importarles los daños que dicho proyecto causaría, en especial a la reserva de agua dulce más importante de Centroamérica, el Lago Cocibolca.

El "Programa Hombre y Biosfera" de la UNESCO (MAB), aprobó en el 2010 la candidatura de la isla de Ometepe para formar parte de la "Red Mundial de Reservas de la Biosfera", que representa a los principales tipos de ecosistemas y paisajes de nuestro planeta y los consagra a la conservación de la diversidad biológica, a la investigación científica, así como a la definición de modelos de desarrollo sostenible al servicio de la humanidad.


Todos conocemos como hemos venido destruyendo cruelmente a machetazos y hachazos nuestros bosques, contaminando nuestros ríos y lagos, incluso hasta nuestros mares y costas, ya no digamos a nuestra diversa flora y fauna, destrucción que este parque turístico revertiría como ejemplo vivo de alegría de seres vivientes en convivencia con la naturaleza de nuestro planeta.

Ometepe, isla de exuberante belleza, impresiona con solo navegar hacia ella y contemplar sus dos majestuoso volcanes, uno verde y amistoso, el otro majestuoso y amenazador, vigilantes ambos de 276 kilómetros cuadrados de vegetación, ríos, lagunas, piscinas naturales, cascadas, flora y fauna, villas y pueblos amistosos.

La isla posee infraestructura turística en constante crecimiento, guardando la armonía entre el medio ambiente, su riqueza arqueológica y su acogedora belleza tropical, por lo que amerita un hotel-resort de 4 estrellas, pues cuenta con diversas atracciones naturales que la convierte en destino turístico "Continental".


Existen hoteles con estrellas internacionales, como "Villa Paraíso", "El Decano", el hotel de playa "Xali" con interesantes diseños interiores, el ecológico "Totoco", "Hacienda Mérida", antiguo puerto que exportaba ganado y café o "San Juan de la Isla", donde pernocté, con su casa hacienda original debidamente reconstruida y acoplada a las habitaciones y cabañas localizadas en la playa de arena blanca conocida como "Santo Domingo", ahí se puede practicar "wind surfing" y se observan los dos volcanes. El servicio es excelente y su calidad gastronómica digna de reconocimiento, lo cual parece ser común en la Isla, las propiedades mantienen un medio ambiente acogedor con precios atractivos de acuerdo a la oferta que incluye hospedajes, restaurantes, bares, alquiler de vehículos y bicicletas, ya que el ciclismo en la Isla, es un deporte popular que lleva a cabo certámenes internacionales.


La Isla, habitada por unas 40,000 personas en los municipios Moyogalpa y Altagracia, posee abundantes, petroglifos y vestigios precolombinos; estatuas y cerámicas. Es un refugio de vida silvestre y conocida como "tierra prometida", el "oasis de paz".

Desde la perspectiva mundial, llama la atención la similitud de formas y orientación cardinal entre Tahití y Ometepe, ambas tienen forma de ocho, de origen volcánico, separadas en dos secciones por un istmo y, son más pobladas en el lado norte que en el lado sur, con la diferencia de que Ometepe tiene dos volcanes bien formados y a Tahití solo le quedan remanentes de antiguas estructuras volcánicas.


Ometepe tiene bosques, zonas costeras y altitudes que sirven de descanso para aves migratorias y cuenta con especies endémicas de flora y fauna. Existe constancia de que la isla está habitada al menos desde el 1500 A.C.

Hay dos museos, el Numismático, que cuenta en billetes y monedas la historia de Nicaragua, y el Precolombino con más de 1500 piezas antiguas encontradas en la Isla.


Hay al menos una piscina natural, en cuya agua cristalina se puede ver nítidamente el fondo, se alimenta de las aguas que emanan los suelos volcánicos y del río "Buen Suceso". Es un santuario de aves residentes y migratorias, entre las que se destacan mansas y bellas garzas hasta el majestuoso halcón. Toda la Isla es un escenario ideal para los artistas del pincel.


Se llega a ella por "ferry" que surcan el lago desde el puerto de Granada o de San Jorge, Rivas, hasta sus tres puertos isleños, o por avión pues cuenta con un buen aeropuerto. Recomiendo visitarla.

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