domingo, 9 de abril de 2017

El Archivo CDLXXXVIII – ¡Presión en las Cortes de Inmigración!

El estimado del Censo de la ciudad de Filadelfia del 2016 nos dice que el 13 por ciento de la población de Filadelfia nació en el exterior, casi el doble de lo que nos señala el Censo de 1990. Como dato curioso, a tan solo 50 millas de la ciudad, en el mismo Estado de Pensylvania, en la década de los 60, no se conocía lo que era un Taco y por supuesto los mexicanos y otros inmigrantes latinoamericanos eran desconocidos.

Debido a ese crecimiento migratorio, en el que algunos han sobrepasado su permiso de permanencia y otros simplemente entraron sin permiso alguno, es que las Cortes Federales de Inmigración, están atascadas de casos de deportación, procesos que tardan años, a menos de que el inmigrante este pendiente de un proceso criminal, lo cual significa deportación inmediata.

Conversando con un Abogado de Migración del área, me dijo que a finales de Febrero había 7,868 casos pendientes ante los 5 Jueces Federales Migratorios de la Corte de Filadelfia, lo cual es poco si se compara a los 555,001 a nivel nacional.

No hay duda que estos números continuarán en aumento durante la actual Administración, que demanda más deportaciones, sin plan alguno para aumentar la cantidad de jueces. En la actualidad hay 300 jueces activos a nivel nacional, aunque hay fondos autorizados para 74 más. En los meses de Enero y Febrero, unos 10,000 casos se han sumado a los casos pendientes, según datos de la Oficina Ejecutiva de Revisión Migratoria.

Lo anterior significa que tomará años para deportar los inmigrantes indocumentados sin historial criminal, pero la presión y el temor existen, no solo entre los inmigrantes, sino ante los jueces, ya que estos no están internando a los casos pendientes ante sus Cortes, lo que contradice la propaganda atemorizante que el Gobierno actual utiliza para incitar a los ilegales a abandonar el país por su cuenta.

Pero la oportunidad de que el Departamento de Migración cierre los casos administrativamente se ha terminado, según uno de los Jueces de la Corte de Filadelfia, quienes dicen que hay casos que no deberían ser contemplados bajo el procedimiento de deportación, pues no tienen historial criminal y además residen con familia que está aquí legalmente y pagando impuestos por largo tiempo. No hay razón a que se vean obligados a gastar dinero en asistencia legal y ocupar espacio en las abrumadas Cortes, como se logró en Filadelfia, donde 6,539 casos fueron resueltos favorablemente usando discreción administrativa, pero con la actual Administración, esto es historia.

Un artículo de María Young, en el Philadelphia Weekly, nos motivó a investigar sobre el tema, ya que en él dice que un sistema judicial recargado puede eliminar ansiedad, pero al mismo tiempo incrementar sufrimientos, ya que éste es un paso al que todos los inmigrantes indocumentados están obligados a pasar en el proceso de expulsión del país.

Éste es un procedimiento que no se puede ignorar, ya que faltar a una cita, pone en peligro a que el inmigrante pueda ser deportado de inmediato. María dice que hay jueces con marcado sentido de humanismo, quienes con la ayuda de intérpretes, tratan de crear un ambiente cordial, uno de los cuales, hace lo posible por pronunciar sus nombres de forma original, sean de origen Ruso, Indio, Árabe, Africano o de países centroamericanos que se han visto obligados a escapar de la violencia y pobreza extrema.

Los inmigrantes no tienen el tiempo para exponer ampliamente sus sufrimientos, como el de la señora hondureña que espera copia de los certificados de defunción de sus familiares asesinados por los carteles de la droga para presentar su solicitud de refugio, ya que en la primera aparición solo les adjudican 5 a 10 minutos, debido a que los jueces escuchan por lo menos 25 casos por sesión.

Hay casos como el mexicano de 20 años, que llega con Abogado, ya que solo ha tenido 3 días de escuela, quien informa al Juez que su cliente tiene dos hijos y tres hijastros que son ciudadanos americanos. Que su madre lo trajo a los 11 años de edad y que ha trabajado como obrero, argumentando además que su esposa tiene problemas de salud y que él es el único proveedor de su familia.

El artículo de la escritora Young, destaca a uno de los jueces, quien asesora generosamente sobre los pasos a dar durante los procesos, como el del mexicano que al ser deportado, dejaría a cinco niños en inclemente pobreza, aconsejándoles los recibos y documentos que deben presentar como prueba.

En síntesis, no veo un éxodo masivo de los inmigrantes sin documentos, a pesar de la incertidumbre que la presente Administración trata de crearles, lo cual es una bendición, ya que no estamos preparados en nuestros países para recibirlos y peor aún, la burocracia nos puede dar tiempo para recapacitar sobre los procedimientos, pues se trata de familias que han venido aportando con honestidad y habilidad al desarrollo de Estados Unidos de América. Hasta el domingo 16 desde Manhattan.

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