domingo, 7 de febrero de 2016

EL ARCHIVO CDVII – Las Diásporas y María Quiñonez-Sánchez!

El domingo 17 de octubre del 2009, en El Archivo LXI, escribimos sobre las luchas y los logros de las diásporas, su historia en Estados Unidos y ahora, seis años después, la prominente presencia de dos latinoamericanos –de ascendencia cubana de primera generación, Cruz y Rubio– entre los precandidatos del Partido Republicano en la contienda electoral para escoger el próximo Presidente de la Unión Americana, nos dice que –comenzando con Obama– hijos de las diásporas latinoamericanas han ingresado a tomar parte activa en la política nacional, aunque ya llevan décadas compitiendo a nivel municipal y estatal.

Es imposible entrar en el proceso electoral de los Estados Unidos –que casualmente acaba de iniciar y culmina con las elecciones nacionales de Noviembre del 2016– sin apoyo económico, a menos que poseas tu propia fortuna, o sea que es un proceso largo y costoso, por lo que nos sorprende que los residentes del Estado de Florida, sede de la pujante ola migratoria latinoamericana, sean los que más ha contribuido, hasta el momento, en esta recién nacida campaña.

Admiramos la pujanza, persistencia y unidad con que trabaja la diáspora cubana americana, que ha colocado entre los 6 candidatos con posibilidades a llegar a la Casa Blanca, a dos hijos de quienes llegaron hace cinco o seis décadas a USA, en búsqueda de bienestar, libertad y oportunidades.

La diáspora cubana en los Estados Unidos se ha mantenida unida a través del dolor de haber sido obligada a abandonar su suelo patrio. Al llegar se identificaron con el Partido Republicano, que representaba su filosofía política y económica. Con el correr del tiempo, y habiéndose preocupado en preparar educar y profesionalizar a sus descendientes, ahora tenemos que los nietos del exilio, se están destacando también en el Partido Demócrata, especialmente en la Florida.

Las otras etnias de nuestra diáspora latinoamericano, con presencia dentro de la política nacional estadunidense, son la mejicana y la portorriqueña, siendo la mejicana la que ha penetrado el electorado con mayor fuerza, especialmente en California, Nuevo México, Nevada y recientemente en Texas, bajo la bandera del "burrito" –Partido Demócrata– al cual le están inyectando una juventud profesional y clase media, pujante.

La falta de organización de las etnias de Centroamérica y Suramérica, donde ya existen por centurias, las italianas, alemanas, irlandesas y judías, entre las de más arraigo, se les hace difícil que lleguen a tener voz o influencia dentro del enmarañado de los principales partidos políticos. Incluso en los Estados del Este, los puertorriqueños, dominicanos y mejicanos están enfrentando problemas dentro del partido demócrata, en el cual por lo general militan.

Tomemos como ejemplo a nuestra amiga, María D. Quiñonez-Sánchez, Concejal del Distrito 7 de la ciudad de Philadelphia, sobre quien la joven periodista Holly Otterbein, escribió un extenso artículo en el "Philadelphia Magazine" con fecha 24 de enero 2016, donde la describe como la "inspirada, pero solitaria rebelde" de la política de Filadelfia, quien se ha enfrentado a los "bosses", mandamases políticos demócratas, sus "soldados" latinos y a la mitad de sus colegas del consejo municipal. Tal es su "espíritu de lucha", dice la escritora, que esto "la puede convertir en Alcalde o dejar su carrera política en cenizas".

En la corrupta política de los "bosses" filadelfios, es tradición el uso de las conocidas 3P (Plata, Patronato, Palo / Plata, Patronato, Plomo) que hizo su fiero amanecer el 28 de marzo del 2014, mientras María dirigía las campañas de los candidatos a legisladores de su esposo Tomás (Sánchez) abogado graduado en Harvard y tres brillantes jóvenes que trabajaban con ella en la Alcaldía, en contra de los candidatos de los mandamás del partido, lo que ellos catalogaron de rebelión.

Los Sánchez (María, Tomás y sus dos hijos, Edgar y Tomás), han sido víctimas de vandalismo político, su casa, que había sido su hogar por 17 años, desde que contrajeron nupcias y donde crecieron sus dos hijos, fue totalmente destruida, reduciendo a cenizas sus recuerdos.

La policía apreso a un sospechoso, Edwin Diana, que entró esa madrugada a la casa y encendió una vela, pero nunca lograron probar culpabilidad criminal, así que solo lo condenaron por traspaso a la propiedad.

Según el artículo, cuyo enlace es http://goo.gl/QyZCBD y que recomendamos leer, porque nos muestra un sistema político calcificado, como sucede en Iberoamérica y que ha hecho tanto daño al desarrollo. Dentro de ese sistema, las poblaciones asiáticas y latinoamericanas no tienen oportunidad, aunque hayan crecido dramáticamente, pero sin organización y unión, nunca podrán llegar.

A menos que María –que a sus 47 es una joven brillante, trabajadora, honesta y determinada a triunfar, que representa todo lo contrario al "modus operandi" de los viejos políticos– decida organizar y unir las diásporas minoritarias de Pennsylvania, entusiasmando con su carisma a otros líderes de New Jersey, New York y otros Estados del Este, a –como dice ella– "mejorar nuestro país, aunque no nos quieran".

Hasta el próximo Archivo del domingo 14, casualmente desde Philadelphia.

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