Una de las bendiciones más grandes de mi vida es el haber convivido por 57 años con una extraordinaria esposa y madre. Chepy, Chepita, Chep, Reina, o simplemente mama o abue, decidió irse a descansar el pasado viernes en la madrugada, dejándonos un ejemplo de amor y abnegación que deseo patentizar a nuestras generaciones futuras, y deseo hacerlo a través de este "Archivo", nuestro "Archivo", pues era mi inspiradora de temas, mi mejor crítica, además de correctora. Deseo patentizarle nuestro amor eterno, y cuando hablo de eternidad, hablo de aquello que nunca tiene fin, pues retoña con cada generación, como las abejas, cuyo fin es asegurar el futuro de las generaciones por venir.
El día que nos conocimos, nació lo que siempre vivirá, nuestra amistad, fuimos siempre amigos, nos ayudamos, nos protegimos, nos animamos. Por sobre todo nos amamos cuidando nuestro tesoro, nuestros hijos. Rescata mi vida y es el comienzo de nuestras vidas.
Ella fue siempre madre, aun antes de concebir, como profesora, como tía, su vida era el hogar, sus sobrinos le conocían como “Ita”.
Independiente, reservada, introvertida, su vida era la familia y el Creador, la premió, la rodeó de cinco hijos, para quienes ella siempre fue la REINA, incluyéndome. Un ejemplo de entrega afectiva mutua que vivirá por generaciones inspirando a los hijos, nietos, biznietos, sobrinos y sus descendientes.
¡Sí! Dios la premió, llegó a cumplir 94 años, festejándolos el mes pasado en familia, en su pueblo natal, Jinotega, donde ella (Josefa Dolores López Rivera) gozó una juventud activa, deportiva y cuando se graduó de maestra, se dedicó a lo que más le gustó en la vida, educar.
Humanista sin fanfarrea. Vivió una vida de entrega. Amó y fue amada. Siempre dijo presente, pues no conoció el egoísmo. Su presencia era sinónimo de honestidad, generosidad, seguridad y afecto. Conocerla era una bendición.
Para nosotros, esposo, hijos, nietos y sobrinos estará siempre presente, así nos preparó, así nos enseñó, fue y será siempre nuestra amada maestra, madre, tía, amiga y compañera. ¡En vida, siempre en vida!, nos recordaba.
Gracias, querida Reina Madre, Abue, Chepy, Ita, siempre estarás con nosotros y sabemos que nosotros también estamos con Vos.
El amor que nos regalaste es nuestra inspiración, es nuestra vida, que contigo siempre será eterna.
Te besamos y abrazamos y seguiremos juntos por la gloria de Dios!
Tu esposo, hijos, nietos, biznietos, sobrinos y familia!
Hasta El Archivo CCCLXVI del próximo domingo 3 de mayo del 2015, ¡soñando con hacer realidad el respeto y los valores morales y éticos por un mundo mejor!
Mi querido HERMANO y amigo Alejandro; no sabe el dolor y el asombro con que recibo esta noticia de su parte. Ni siquiera nos hemos vuelto a comunicar por culpa de mis padecimientos para haber escuchado por última vez la voz de esa amable y eterna compañera que era su otra mitad y que amenizaba nuestras tertulias. Es la más triste noticia con que hoy despierto y quisiera poder tener la salud para estar a su lado hombro a hombro y minuto a minuto.
ResponderEliminarEstoy seguro que El Padre la tiene a su diestra y espero que Él le dé a usted la fortaleza para seguir en sus andanzas sin ese SER tan importante en su vida.
Un beso en cada mejilla con un fuertísimo y largo abrazo mi querido HERMANO.
Julian Frech