domingo, 30 de julio de 2023

El Archivo DCCCXXI

Medellín
Esta semana estábamos programados para convivir con tía Marta Jaramillo de Ceballos, en Medellín, hermana del padre de mi esposa y respetada pintora en porcelana, por sus 89 años. Un dolor agudo en la parte derecha de mi espalda nos obligó a esta posposición del viaje, pero no aplazamos el compartir experiencias de mis visitas anteriores, ya que Medellín es una ciudad modelo de Colombia en cuanto a su progreso y cultura. A sus residentes se les conoce como "antioqueños" y es la cuna del POLITICO (lo merece así en mayúscula) colombiano por excelencia de los últimos años; Álvaro Uribe Jerez, quien, a pesar de haber dejado la Presidencia hace años, sigue en el ruedo, activo e influyente, con esa su característica de todo andino: "Sotto Vocce".
De esa metrópolis tengo gratos recuerdos, especialmente cuando llegué a tomar posesión de la Presidencia de la "Asociación Internacional de Congresos y Convenciones" (ICCA en inglés), una organización fundada, inicialmente, por un grupo de agencias de viajes con la finalidad de buscar intercambio e información sobre congresos y convenciones a nivel mundial, y sobre actividades relacionadas con la actividad turística en general. Me eligieron en Asamblea anterior, en Acapulco, México, a comienzo de la década de los 70. Actualmente ICCA es considerada una de las organizaciones más prominentes en el mundo de las reuniones internacionales y Medellín está cosechando éxitos a través de ella.
Dentro de ese mismo rubro tengo recuerdos inolvidables, como el haber tenido el honor de conocer a una dama, luminaria colombiana que estaba organizando el "Bureau de Convenciones y Visitantes de Medellín", al mismo tiempo que yo lo hacía en Managua y San Salvador. Doña Helena Baraya de Ospina (q.e.p.d), quien, en unión de su esposo, Mariano Ospina Hernández (q.e.p.d), ingeniero civil, político, diplomático, académico y empresario colombiano, fueron una incansable pareja luchadora por Colombia, pero particularmente por Medellín.

Ellos fueron fundadores de la Sociedad de Orquideología y en el Jardín Botánico de la ciudad, y de aquellas cosas maravillosas que no dejan dinero, como la conservación de la flora, especialmente de las orquídeas, además de la protección de la fauna, el cuidado de las aguas y la planificación de las urbes para hacer amigable con la naturaleza el hábitat; todo esto sin olvidar jamás la preservación de las libertades esenciales, sin las cuales es imposible la democracia y por supuesto, presupuesto del progreso y el bienestar moral y económico de una nación.
Los esposos Ospina-Baraya visualizaron la necesidad de "iniciar" la infraestructura turística regional, pues también había que crear la oferta turística para la ciudad, Helena, encontró que el turismo internacional "de convenciones" era la modalidad adecuada para Medellín y lo creo. Siempre pensé que la política no le parecía a Helena que fuera lo suyo y en los últimos años se dio cuenta de la suprema importancia de "oponerse" a las tendencias populistas del socialismo del Siglo XXI, y al lado de Mariano primero y luego sola, se involucró más que nadie en la lucha por el mantenimiento de las instituciones, creando la "Fundación Ospina Pérez", en memoria del Presidente, quien era el Padre de Mariano.

En medio de un país adormecido, donde la iniciativa política viene de la extrema izquierda, ella se ubicó a la vanguardia de quienes no están dispuestos a entregar el país, con especial valentía se mantuvo combatiendo en defensa del modelo económico y la social democracia, venía dando su permanente lucha desde la dirección de "La Linterna Azul" y la vicepresidencia del "Foro Atenas".
Helena, sin duda es un modelo para la mujer colombiana, ya que nunca perdió ese encanto de la sonrisa, para lograr sus objetivos en favor de la comunidad, así como Mariano, se enlistaron en la lucha por la democracia y el bienestar del pueblo de Colombia, que hoy está demostrando como se defienden los derechos ciudadanos, en cuya lucha, sin duda, están los sucesores de ese encantador matrimonio, cuya obra está siempre presente en el Medellín de hoy.

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