domingo, 11 de diciembre de 2022

El Archivo DCCLXXXVIII

México, su Guadalupe y la Muerte
México es sinfonía de culturas, gastronomía, artes y música, y ahí, la muerte no intimida; se acepta y se venera, al igual que a la Virgen María, en su advocación de Guadalupe, donde ella escogió un lienzo para estampar su amor, y lo cuenta el indio Juan Diego (Cuauhtlatoatzin o «El que habla con un águila»), "chichimeco" del entonces reino de Texcoco, a quien se le apareció en cuatro ocasiones, entre el 9 y el 12 de diciembre de 1531, en el cerro del Tepeyac, también conocido posteriormente como de Guadalupe, pidiéndole ser el portador ante las autoridades eclesiásticas de su cariño, expresado en bellas rosas envueltas en el manto. Está documentado que Juan Diego nació en 1474 o sea que tendría 57 años, edad muy madura para la época.

Es un honor dar fe de la devoción que existe por este lienzo de María de Guadalupe, ya que he tenido la suerte de ver esas interminables, y siempre presentes, filas de devotos que visitan su Basílica y más aun de esa fuerza espiritual que se recibe al ver el lienzo, que en una de mis visitas, en compañía de mi amigo irlandés, Jack Cussen (QEPD) le pedí me diera la hora, pues en ese momento, sentí que la guadalupana, me decía que mi joven hija Alexia María, estaba sana o sea que su hernia, había desaparecido, lo cual comprobé al llamar a casa y preguntar por su salud.
Para este servidor, la vida es en sí un milagro, es una prueba del creador y de su existencia, pues somos concebidos a su imagen y semejanza, por eso es que admiro ese gesto tan humano del mexicano de festejar la muerte, que, si lo meditamos, es una forma de aceptar que en verdad nunca morimos.

El laureado escritor Sergio Ramírez Mercado, nos ilustra sobre la importancia de la muerte para los mexicanos y cita a R. Andrew Chestnut, profesor de estudios religiosos en la Universidad Commonwealth, Virginia, y autor del libro "Santa Muerte, Segadora Segura", se trata del movimiento religioso de mayor crecimiento en América Latina, y ya se ve que aumenta también en Estados Unidos. Solo en México hay 12 millones de fieles.

La Santa Muerte tiene su propia iglesia con sede en Tepito: La Iglesia Católica Tradicional México - Estados Unidos, que no obedece a Roma, y tiene su propio obispo, David Romo Guillén, que consagra sus "sacerdotes". Advierte la jerarquía católica que "detrás de esto está el reino del maligno y la gente puede ser víctima de una posesión diabólica".

Existe la fuerza espiritual del milagro, sea este islámico, budista, hindú, judío, cristiano, o no creyente, de lo contrario aquí estaría nuestro infierno, que de por sí, se acerca, pues si solo vemos el sufrimiento de los millones de refugiados en el mundo, tenemos que aceptar que es un milagro verlos llegar con vida a los refugios.

Por lo que es inminente detener el poder extraordinario de los autócratas, quienes deciden sobre la vida o la muerte de millones de seres humanos que deambulan por el mundo, así como de la liberación de cientos de prisioneros políticos que sufren con estoicismo en deshumanizantes mazmorras.
México es uno de los países afectados por "éxodos" de países con desgobiernos, y siendo un líder regional, debe usar su influencia para democratizarlos, haciendo honor a ese gigante de las libertades ciudadanas, Don Benito Juárez, que, siendo un erudito de la jurisprudencia, aplicó "ajeno" refiriéndose a su voluntad, dejando sentado el principio democrático que "el respeto a las leyes, es la Paz".

Los mexicanos son migrantes por naturaleza, se encuentran por todo el mundo, su gobierno los ayuda y protege, tanto así, que hasta médicos gratuitos tiene en sus importantes Consulados, lo que me recuerda a mi querido amigo, Dr. José (Pepe) Castillo Hita (QEPD), quien vivió en Filadelfia y junto a su esposa, Nelia, ayudó, sin ánimo de lucro, a la comunidad hispana y otros inmigrantes que no contaban con asistencia médica, un ejemplo de solidaridad y amor al prójimo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario