domingo, 8 de marzo de 2020

El Archivo DClXLII

¡Ernesto, el Amigo de Primaria!
Ernesto Cardenal Martínez fue mi compañero de clases y amigo en primaria del "Beato Salomón" (Hermanos de La Salle) en León, Nicaragua, siempre estaba en el escenario de los acontecimientos, y al seguir el curso de su vida pude observar que nunca dejo el escenario. Entre sus múltiples cualidades sobresalió el ser un excelente actor, pero más aún, amante de Nicaragua.

Cada vez que nos veíamos afloraba la amistad y el afecto juvenil. Le visité en el archipiélago de Solentiname en compañía de mi padre, uno de sus admiradores, un lugar donde, como sacerdote, se sumergió en la naturaleza, catequizando y educando a los isleños, así como esculpiendo pájaros, peces y otros animales, propios de las islas, en madera.


Ernesto, el Poeta soñador, el místico Sacerdote, el valiente político, que siempre vivió su utopía, fue también un prolífico escritor, "tenía muchas voces pero un solo pensamiento", como dice Juan José Tamayo, director de Cátedra en la Universidad Carlos III de Madrid (en su escrito del 2 de marzo en El País de España). Tamayo afirma que era una persona de muchas dimensiones contradictorias, pero no era contradictorio, "En su persona estas dimensiones estaban en sintonía, sin aristas, al menos visiblemente. La combinación de tantas notas y pentagramas, de tantos géneros literarios, de tantas vidas y tareas, era casi perfecta." He allí su genial rol de actor, que admire siempre.

Continúa el teólogo español diciéndonos en ocasiones desentonaba "pero, cuando lo hacían, era para crear una polifonía conscientemente disarmónica que daba lugar a una pieza nueva, a una obra de arte. La fidelidad a cada una de las causas que defendía era proverbial. Cada una de sus experiencias de vida se caracterizaba por la coherencia. En él había pluralidad de registros, pero no doblez".

Para El Archivo, de todo lo que se ha escrito sobre el "poeta" Cardenal, encontramos en las líneas de Tamayo, una descripción humana, que como dice, es "sin duda uno de los más reconocidos del siglo XX… sabía lo que era la inspiración"


Ernesto, continúa diciendo, "Alcanzó la cumbre literaria con 'Cántico Cósmico'… considerada por muchos especialistas la obra poética de mayor impacto en América Latina junto con 'Cantos de Vida y Esperanza', de su compatriota Rubén Darío, con quien muchas veces se le ha equiparado… La poesía era el hogar donde habitaba".

Lo describe muy bien cuando dice que "era un místico con los pies en la tierra y la mirada en el acontecer mundano. En 'Vida Perdida' describe su experiencia mística en el monasterio trapense de nuestra Señora de Gethsemani (Kentucky), donde vivió una vida austera, callada, entre disciplinas y penitencias, en busca de Jesús de Nazaret".


Durante el año que residí en Lexington visite el Monasterio localizado en el pueblo de Trappist, platiqué con el Abad y con Thomas Merlo, que para entonces ahí residía, y por supuesto les pregunté sobre Ernesto, quien había renunciado, y al unísono me dijeron que su problema era que desafinaba en los cantos de los Salmos, pero al mismo tiempo expresaron gran admiración por su disciplina y devoción. El proceso para convertirse en Monge tarda dos años y medio y con solo tener que comenzar un día largo de oraciones, trabajo, pues el Monasterio es una pequeña finca / industria, donde la actividad comienza a las 3:45 am, nada fácil. Pero fue ahí donde Ernesto se nutrió de la fortaleza espiritual de los trapenses y se inspiró en la filosofía teológica de su amigo Thomas Merlo, más aún, creo que fue allí donde incubó su obra de la comuna de vida compartida del Archipiélago de Solentiname.

Tamayo también dice que "no fue amigo de grandes discursos sobre la utopía: la pensaba, la soñaba, la vivía, colaboraba en su construcción, empujaba su llegada, pero no ingenuamente, sino poniendo manos a la obra… Cardenal vivió en permanente exploración de otros mundos, en actitud de búsqueda pero sin huir de la vida" y al final dice que Ernesto, "se acercaba a Dios, citando a su maestro Merton", al decirnos que "solo podemos conocerlo por el amor".


Querido amigo, cuenta los 3 días de duelo que el pueblo te da, mas no cuentes las profanaciones de tu última misa, son cosas de dementes. Bueno es que sólo diez sepan dónde estás, así descansas ya en paz.

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