domingo, 8 de diciembre de 2019

El Archivo DCXXVIII

¡No Sigamos Quejándonos!
En vez de quejarnos, utilicemos todo medio a nuestro alcance para derrotar y ajusticiar, de una vez por todas, a las dementes "aves negras" que criminalmente y empecinadamente tratan de destruir el futuro de una de las regiones más ecuánimes del mundo: Latinoamérica.

La ecuanimidad se debe a que Inmigrantes europeos, árabes, asiáticos y africanos, encontraron acogida en los países latinoamericanos, formando esas "Ínclitas razas ubérrimas" (ilustres razas abundantes y productivas), frase con la que Darío comienza su poema "Salutación al Optimista", pueblo que si bien no han logrado estabilizarse políticamente ni podido cimentar los tan necesarios logros sociales para eliminar la pobreza, han demostrado un espíritu de lucha encomiable dentro de su ecuanimidad racial, que debemos aprovechar para hacer realidad ese sueño Dariano "Únanse, brillen, secúndense tantos vigores dispersos; formen todos un solo haz de energía ecuménica".


El "Ave Negra" es el terrorismo planeado y programado, que ya se ha propagado en nuestras Américas, azuzado por vándalos sin honor ni patria, y por los que, por unos cuantos dólares, entregan a sus hermanos, como Jesús fue entregado. Expertos en destruir países (Cuba y Venezuela y Nicaragua, que ha retomado con creces el proceso de la década de los 80). Bolivia se salva, gracias a un error de abuso político del Coquero Morales, siguiendo los pasos de los que se creen indispensables, pero el "Ave Negra" sigue, recientemente hay ejemplos de barbarie tratando de desestabilizar a países democráticos, como Chile, Ecuador y Colombia.

Lo anterior debería alertarnos. Lo único que escuchamos, leemos y vemos, son publicaciones de los desmanes, unidos a falsos lamentos y quejas de organismos internacionales que, creados para evitar que regímenes abusivos y criminales regresen al mundo a coartar el derecho a vivir en libertad, basados en el principio de que todos somos iguales ante la Ley y dueños del inalienable derecho a nuestra felicidad, ahora, contaminados e infiltrados, son parte de los recursos usados por estas aves negras.

¿Cómo llegar a despertar y "unir esos vigores dispersos" –como decía Darío– para que lleguen a formar un solo haz de energía ecuménica? ¿Será posible que lo tenemos a nuestro alcance y el "yoquepierdismo" y el "ego" derrotista nos lo esté deteniendo, ocultando?


Creo que la respuesta está en la fuerza y riqueza espiritual que, esculcando las sagradas escrituras, ofreció Jesús, quien nos enseñó que lo terrenal es temporal y que la eternidad está en el espíritu. Un mensaje que crece con el correr del tiempo al legarnos una doctrina de amor, de concordia, de paz, pero también de lucha, sacrificios y honestidad. Un mensaje con compromisos, que busca la igualdad dentro de la diversidad del ser humano. Siempre predico el amor al prójimo, imagen y semejanza de Dios, mensaje del Dios mismo que a través de las prédicas de sus apóstoles, nos recuerdan esos mensajes, que guían a los pueblos a su libertad.

Son los descendientes de los apóstoles, esos que han tomado la responsabilidad de guiar espiritualmente a nuestros pueblos, los llamados a despertar conciencias, para que estos tomen las responsabilidades cívicas necesarias en su lucha de liberación, de estabilidad, de responsabilidad ciudadana hacia una democracia representativa que así como garantiza bienestar, demanda el cumplimiento de sus deberes ciudadanos.


Nadie se puede escudar en formalismos, o en que no les guste el protagonismo, ya que ellos, los obispos, vicarios, sacerdotes, pastores, diáconos, monjas y monjes, hermanos y hermanas, laicos consagrados, todos, han tomado el juramento de amar a Dios por sobre todas la cosas y amar a Dios, es amar y proteger a sus hijos, a sus pueblos que a lo largo de la historia humana, han sido y están siendo acechados por los que predican la falsa igualdad, mientras se entronizan y se convierten en el sinónimo de la maldad y el odio.

El pueblo, espera que sus líderes espirituales les guíen a derrotar la desigualdad y la corrupción. Que señalen los abusos y condenen las torturas y asesinatos, quitándoles, a quienes se han convertido en el flagelo de los pueblos, la faceta de la hipocresía. Ante tanta tristeza, rogamos a María Inmaculada, la madre de Jesús, su protección!

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