domingo, 1 de diciembre de 2019

El Archivo DCXXVII

¡Ajusticiemos el Terrorismo Político!
Escribe Carlos Alberto Montaner: "Ahora le tocó el turno a Colombia. Antes había ocurrido en México y en Chile. Los vándalos han destruido una buena parte de Santiago de Chile. Se ensañaron con el sistema de transporte público. Más de dos docenas de estaciones fueron carbonizadas. Esas acciones afectan directamente a los trabajadores más pobres y a las empresas en las que laboran…"

Estamos totalmente de acuerdo con Montaner, quien añade que "Indirectamente, los vándalos perjudican a toda la sociedad. Los daños infligidos al sector público significan menos servicios de los ya pautados en los presupuestos. Menos comedores escolares, salud y educación. Menos recursos para los pensionados. Menos parques y recreos. Menos inversión y puestos de trabajo. Menos crecimiento… No hay un solo aspecto positivo en el vandalismo, dado que la sociedad suele tomar en cuenta las actitudes, tanto de las izquierdas suicidas que auspician los desmanes –los Petro (Colombia) de este mundo– como a los gobernantes que no afrontan con firmeza a los vándalos" a lo que El Archivo suma los gobernantes que los organizan, utilizando aberrados criminales que liberan de las cárceles para estos fines.


Carlos Alberto recomienda "mano dura y justa", para estos entrenados terroristas, quienes no solo ejecutan actos criminales, sino que entorpecen toda la actividad de las naciones, sus bienes y servicios.

Lo que Montaner no toma en cuenta es que Latinoamérica no ha podido erradicar la "impunidad" y que en la mayoría de nuestros países, la administración de la justicia está politizada, y a veces partidarizada, que es peor ya que no solo la controla el gobierno de turno, sino que también los corruptos partidos políticos, que se dicen opositores, ya que el nombramiento de jueces no se hace por méritos, sino que por lealtad partidista. Lejos estamos de un sistema judicial imparcial, libre y justamente electo por la ciudadanía.

Carlos Alberto menciona que "algunos pueblos asiáticos tienen medidas de ese tipo que deben imitarse". Uno de ellos, quizás el más destacado, es Singapur, donde el vandalismo no existe.


Cuando citamos escritos como el de Montaner, lo hacemos con el deseo de martillar, remachar los mensajes que estos expresan, pues solo insistiendo en el tema, lograremos despertar conciencias y responsabilidad ciudadana, que equivale a poner en práctica los principios de la democracia representativa.

Carlos Alberto concluye diciéndonos que "es muy importante que esas reformas de las penas y castigos se lleven a cabo. Así se evitaría, entre otras anomalías, el ruido de sables que suele terminar muy mal".

No hay duda que los "vándalos" que refiere Montaner tienen su epicentro en el eje Cuba/Nicaragua/Venezuela, con el dinero terrorista que produce el narcotráfico, con tentáculos fuertes en México y Colombia, por lo tanto no es simple ni será fácil desarticular ese orquestado asalto destructivo a la infraestructura que hemos estado presenciando.


No solo enfrentamos encapuchados, pues también hay operativos que utilizan las sedes diplomáticas de países del eje mencionado, que se prestan a orquestar esos actos criminales a través de "maniobras legales", como las que los Ortega-Murillo recomendaron a su amigo Morales: utilizar la Corte Constitucional, que (aunque claramente anticonstitucional) practicaron exitosamente en Nicaragua, y Morales replicó para ignorar los resultados en su contra de un referéndum, lo que convenció a sus opositores, partidarios y aliados, entre los cuales estaba el Ejército, que este había abandonado todo vestigio de legitimidad e interés patriótico, convirtiéndose en un dictador más, que la historia nos desnuda cómo destructores de naciones.

Los autollamados "indispensables" destruyen países a través de juventudes ignorantes, todo debido a que hemos abandonado las enseñanzas cívicas, la moral, y las obligaciones ciudadanas en nuestras escuelas, dejando a nuestra juventud a manos de parlanchines y aprovechados populistas que les engañan y les seducen con la mentira y medias verdades, en una región donde, lamentablemente, casi todos hemos perdido nuestros valores y deberes cívicos.

¡Los vándalos y terroristas son minoría. Nuestra mayoría democrática, puede y ¡debe derrotarlos y ajusticiarlos!

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