domingo, 6 de octubre de 2019

El Archivo DCXIX

¿Lo Peor? ¡Engañarnos!
Lo que está sucediendo en Nicaragua y Venezuela no es una telenovela, pero su tragedia parece estar engañando a quienes podrían enderezar el rumbo de esos países actualmente a la deriva, ya que el "Socialismo del Siglo XXI" es un engañoso populismo cínico cuyo único objetivo, al costo que sea, es beneficiarse de las posiciones administrativas en unión de sus aliados y partidarios.

Don Dinero es el mejor de sus aliados, aunque en el caso de Nicaragua no compara con el de Venezuela, que todavía recibe beneficios de su petróleo y minerales. El Poder omnímodo de los abusivos autócratas les permite otorgar concesiones y privilegios a indignos ciudadanos, que en trueque se hacen de oídos sordos a sus abusos, sin importarles el bienestar y desarrollo de los pueblos.


Sabemos que la actual situación de estos países –y otros del eje de ese malogrado proceso para destruir la democracia– es precaria, pero eso no les inhibe para apresar, torturar y asesinar a sus conciudadanos, mientras los ilusos o aprovechados de siempre, se auto engañan, en su insensatez de creer que el feroz lobo se convierta en mansa oveja, como en el poema de Darío, lo cual sabemos no es posible, ya que nosotros, como dice Rubén, lo incubamos con "la Envidia, la Saña, la Ira, el Odio, la Lujuria, la Infamia y la Mentira" y que "para vivir tienen que matar".

Citando a León Núñez, escritor y abogado nicaragüense, que esta semana dice: "¿de qué se extrañan los nicaragüenses de que los 'piris' (por piricuacos sandinistas) estén haciendo lo mismo, asesinando, encarcelando y torturando? lo siguen haciendo como antes lo hacían (la década de los 80)" y continúa: "Los piricuacos todo lo negaban, decían que eran calumnias… y lo peor… que en el extranjero les creían" o sea que seguimos engañándonos.


Gracias a Wikipedia, puedo hoy citar las lecciones de Mario Moreno (Cantinflas), el inolvidable artista y humanista, que con su espíritu de lucha, despertaba a los pueblos, utilizando como armas, la dignidad y honestidad ciudadana.

Los mensajes de Cantinflas contenían un trasfondo fuerte de justicia social que hasta hacían llorar. Los mensajes de las organizaciones son inocuos, pretenden encontrar un entendimiento, pero se hacen de la vista gorda de los sufrimientos de los pueblos, ya que ellos, en su mayoría, son voceros de intereses creados, no del pueblo.

"Ahí está el detalle", la emblemática película de Cantinflas, nos dejó el mensaje de penetrar en los detalles en búsqueda de la justicia, por eso "el detalle está” en que los líderes de la fuerza ciudadana: estudiantes, profesionales, obreros, empresarios, religiosos, se unan y no se dejen engañar con ese populismo cínico, que apropiándose de recursos estatales, productos de los impuestos, pretenden mantenerlos como borregos atados a la carreta desvencijada de la corrupción y la destrucción de nuestros valores y derechos.


La última película de Mario Moreno, "El Barrendero (1981), fue muy significativa para la lucha de los países bajo la influencia del Castro-Chavismo, pues hay que barrer su inmundicia. A lo largo de su carrera, Cantinflas siempre denunció las desigualdades sociales y la insolidaridad, males que asolan a nuestros pueblos.

Según Wikipedia "En la década de los 70 apareció una serie de dibujos animados titulada El Show de Cantinflas, dirigida a los niños y con un propósito educativo. El personaje animado era llamado 'Amigo' y mostraba una variedad de temas para educar a los niños".

Los que estamos en la lucha por una democracia representativa en nuestro mundo iberoamericano, deberíamos buscar y reproducir "El Show de Cantinflas" y distribuirlo en todas nuestras escuelas, para asegurarnos que los que vienen creciendo no sean fáciles de engañar.


"Engañarnos" es tratar de esconder la realidad en que se encuentran Nicaragua y Venezuela y lo más trágico es qué hay una posibilidad que esté mal llamado "Socialismo" arrastre a otros países de nuestra América Latina, pues somos responsables de la clase de países que estaremos dejándole a nuestros hijos y nietos, quienes no tienen la culpa de nuestra cobardía al "engañarnos".

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