domingo, 17 de febrero de 2019

El Archivo DLXXXVI – ¡Luchemos Por Vivir!


No sigamos la complacencia, es improductiva y absurda. Nuestras Américas necesitan un nuevo despertar a esa lucha que las hizo independientes, que lanzo un reto al mundo, luchando por vivir. Esas son nuestras Américas, jóvenes, luchadoras y sufridas, no hay excepción, aunque si diferendos en cuanto a sus reacciones ciudadanas, unas siempre en la lucha y otras, abandonadas por el conformismo, otro de los virus que nos acecha.

Un conformismo que es en sí, un "abandono", un olvido de los sueños y logros de quienes lucharon por darnos un continente nuevo y joven, libre y justo, los Washington, Bolívar, Jefferson, San Martin y Juárez, entre otros, de ayer y hoy, pues sus principios resuenan como campanadas de alerta a seguir en la lucha por liberar a nuestros pueblos de la pobreza cívica y material.


No se trata de ideologías, pues la nuestra es sola una, ¡UNION Y LIBERTAD!

"Unión" en todo lo que nos beneficia, como el mantener el sistema democrático; y "Libertad" para luchar por nuestro bienestar. He allí la clave de todo lo nuestro, lo demás son aberraciones de quienes solo buscan dominio a base de esclavitud.

En la actualidad hay grupos que por falta de educación, no pueden luchar por la felicidad, la ignorancia los hace presa fácil del populismo mercantil, de ese que ha existido desde que llegaron los conquistadores, con espejitos y trucos milenarios greco/romanos (pan y circo), que se han venido modernizando con el tiempo, con una misma finalidad, engañar a los ignorantes. La educación es un pilar más para un futuro mejor, pues sin educación no conocemos el bien y mucho menos el mal.


Hay un párrafo que leí en el último artículo de Oppenheimer que dice ¿Cómo se logra ese milagro? Invirtiendo en "capital humano", es decir, en educación y salud… creando fuentes de trabajo que permitan generar excedentes a lo largo de un par de décadas para poder realizar esa inversión. No hay atajos… el secreto es estar un poco mejor cada año y olvidarse de los líderes carismáticos. La libertad, la ley y las instituciones son insustituibles.

Nuestros países no pueden cambiar de la noche a la mañana, es un proceso, así nos lo ha demostrado Costa Rica, Chile, Argentina, pero para ello, tiene que haber "Voluntad de Cambio" y esto involucra a todos, empresarios, profesionales, militares, religiosos, trabajadores y por supuesto a los dirigentes y burócratas, quienes tienen que aceptar que ellos fueron electos para servir a la nación por un periodo de tiempo determinado, sacrificando aun sus intereses personales. ¡Eso es Democracia!


Es inimaginable el entendimiento que nos da el ver y conversar "in situ", como lo comprobaron los miembros del parlamento de la Unión Europea, oportunidad que he tenido por las últimas dos semanas en Nicaragua, uno de los países de nuestra América, que actualmente sufre una parálisis espeluznante por la falta de visión de sus dirigentes. Se ve, se siente esa "fuerza ignorante" aquella que ni siquiera sabe por qué la están ejerciendo, aburridos, asoleados, desvelados, portando armas de guerra, contra un pueblo en paz y con hambre.

Aquella Nicaragua, alegre y activa, deambula aletargada, lenta, buscando la razón del porqué no puede trabajar, del porqué todo se ha paralizado, el porqué de la zozobra, del acecho; incierta por su mañana, por el futuro de sus hijos ya que no ve nada positivo, almacenes, mercados y centros de compra tristes e inactivos y para colmo, contempla el ir y venir de camionetones repletos de uniformados, listo para una batalla que no existe y que el pueblo no quiere.


El pueblo necesita que las fuerzas vivas despierten y tomen resoluciones y acciones para reactivar la economía, esa fuerza productiva que beneficia a todos, que convenza a quienes corresponda que si la parálisis sigue no habrá un retorno, que todo tiene su límite y medida, y cuando estos rebasan, hay que ajustar, eso es lo que necesitamos, aceptar que hay un mañana y que el pueblo demanda la paz, para regresar a producir, a sus estudios, a la vida cotidiana en búsqueda de la felicidad dentro de la ley.

La ciudadanía, que ha encontrado fuerzas en su agonía, demanda ser la protagonista de su futuro, por eso decía Lincoln, virtuoso patriarca estadounidense que abolió la esclavitud: "Se puede engañar a todo el mundo algún tiempo… se puede engañar a algunos todo el tiempo… pero no se puede engañar a todo el mundo todo el tiempo".

Rehabilitemos e Instalemos nuestro sistema democrático. ¡No Nos Engañemos Con Parches!

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