domingo, 27 de agosto de 2017

El Archivo DVIII ― ¡Terrorismo vs. Turismo!

Yo era uno de los creyentes de que el turismo era no solo impermeable, sino que podía influir en la democratización de destinos que estaban bajo la bota de gobiernos autoritarios, y así era, pero los tiempos han cambiado, ahora hay que tomar en cuenta la plaga del terrorismo en todas sus formas, nueva realidad.

Las grandes ciudades de Europa están siendo víctimas de ataques incontrolables, estamos ante enemigos que basan su odio en la diferencia de culturas y valores humanos, entre los cuales encontramos el Turismo.

Pero no solo peligra Europa, en los Estados Unidos de América el presidente Trump desde su primer día de gobierno ha estado azuzando la superioridad racial, ataca primero a los más vulnerables, los inmigrantes mexicanos, seguido de todo aquel que según sus consejeros y asesores (neonazis o kukuxklán (KKK)) no tienen la pureza de la raza blanca o aria para merecer convivir en este bendito país, que casualmente fue fundado en los principios de que todos poseemos derechos inalienables, entre ellos la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad, impresos en el documento más importante de la historia política de los EE.UU., su Declaración de Independencia.

El ataque racial acontecido en Charlottesville, Virginia, no puede repetirse, más de 400 mil ciudadanos Estadounidenses ofrecieron sus vidas en la "Segunda Guerra Mundial" para que nunca más suframos holocaustos.  Las hordas de imitadores de esos criminales nazis que perpetran estos ataques insisten en renacer, traicionando así los principios constitucionales que nos protegen de terroristas como ellos.

Todo expresión de odio, de autoritarismo, de corrupción, tiende a usar el terrorismo, sinónimo a su filosofía de cobardes enemigos de las libertades, siendo una de ellas, la de locomoción, la del goce del tiempo libre, la de compartir culturas, todo lo cual engendra lo que conocemos como TURISMO.

En cuanto a la fuerza de turismo en ayudar a los destinos a liberarse del abuso de gobiernos autoritarios, la razón es que lo primero que hacen es manipularlo y utilizarlo, creando zonas privilegiadas, así lo hizo Cuba con Varadero, aunque ahora está por verse el efecto de esa nueva apertura al turismo regular que está en un estire y encoge en cuanto a si permiten operar sin restricciones a los servicios turísticos de las pequeñas y medianas empresas privadas. De por sí, el pueblo cubano en un par de años ha logrado conocer la libertad de la oferta y la demanda, que es el primer paso para la democratización. Cuba tiene además la cercanía de Estados Unidos y Canadá, abundantes e inagotables fuentes de turistas, aparte de la diáspora cubana que contra viento y marea decidió visitarla.

Los geográficamente pequeños destinos turísticos, sea en Asia, África, el Caribe o parte de Latinoamérica, ahora tienen una oportunidad de sacarle una buena tajada a esa muchedumbre turística de la que se están quejando las históricas ciudades de Europa. Para ello, hay ciertas reglas que se deben cumplir sin demora.

La primera es despolitizar e independizar los organismos que dirigen Turismo o sea Ministerios dirigidos por profesionales, cuyas prioridades es ser un facilitador y promotor-vendedor, que conozca el mercado de su pais. Es indispensable mantener actualizado un inventario de atractivos, calificándolos con parámetros internacionales para lo cual sugiero que en unión de los otros países de la marca Centroamérica, se contrate la Triple A (American Automovile Association) que lo hace y con mucho éxito en México, ya que los que viajan con frecuencia confían en que las reglas internacionales sean siempre aplicadas.

Es muy importante que en la Administración de los Ministerios de Turismo no tenga injerencia la empresa privada, ya que los incentivos deben ser adjudicados de acuerdo a las necesidades del destino, su solidez y profesionalidad, sin que influyan intereses políticos o de cámaras.

Los Ministerios deberían operar una Policía Turística, aunque entrenada por la Academia de la Policía Nacional con cursos especiales de protección, ayuda y guía a nuestros distinguidos huéspedes (turistas), sean estos nacionales o extranjeros.

Hay países (como Nicaragua) cuyos precios de boletos aéreos están fuera de competencia, debido especialmente a impuestos y cargos de Aeropuerto (a usuarios y líneas aéreas), así no se puede competir, ademas se daña la marca Centroamérica.

Las diásporas centroamericanas son un caudal importante de visitantes, hay que tomar ejemplo de El Salvador y Guatemala, donde los nacionales que residen en el exterior, son bienvenidos con atenciones especiales y les dispensan toda carga de impuestos de aduana. Este es un Turismo que viene ‒a veces después de años de ausencia‒ a degustar su cocina criolla, por lo que recomiendo que los Ministerios tengan un departamento dedicado exclusivamente a la gastronomía, contratando para ello a maestros culinarios que recorran el país tecnificando a pequeños y medianos restaurantes y organizando seminarios de "La Cocina Nacional", de la que todos nuestros países hacen gala.

El turista prefiere destinos donde la institucionalidad y respeto a los derechos humanos les asegure una visita sin sorpresas desagradables, por eso es muy importante, despolitizar los Ministerios de Turismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario