domingo, 7 de mayo de 2017

El Archivo CDXCII – ¡La Ciudad de Nueva Orleans!

El solo nombre invita a visitarla, es un puerto lacustre, al extremo sur del río Misisipi, que abraza a la ciudad, como diciéndole acógeme que vengo de muy lejos y antes de llegar al océano, quiero compartir mis aventuras, recuerdos, luchas y sueños, que llegan a bordo de las vapores que desde el norte navegan por mis aguas… aguas que también riegan extensos campos agrícolas, donde conviven cientos de miles de seres. La ciudad también tiene su lago, Pontchartrain, de agua salobre que lo coloca como el segundo más grande de Estados Unidos, con una superficie de 1,839 km2.

Nueva Orleans es una joya cultural e histórica, una ciudad sin paralelo, que en unión de San Francisco, Chicago, Boston, New York y Washington, son los íconos urbanos de Estados Unidos.

Es cálida y húmeda, pero su calidad humana y carácter afectivo, hace que los que residen y la visitan, gocen su cultura formada a través de su música, gastronomía y ambiente de permanente alegría.

Fue Jean Baptiste Le Moyne de Bienville, explorador canadiense, quién en 1718 fundó "Nouvelle-Orleáns", en honor al Duque de Orleáns. En 1769 Luisiana fue cedido a España y en 1803 pasó a Estados Unidos.  Allí se aunaron la cultura francesa, española y estadounidense, que es una mezcla única de razas, entre ellas, la africana, que aportó el ritmo del Jazz (Dixieland) que junto con el rythmm y el delta blues conforman su bandera musical a nivel mundial. Casualmente, durante la semana anterior celebraron el X Festival Patrimonio del Jazz, el cual reúne a bandas y estrellas musicales. El programa de este año destaca a Steve Wonders y a un buen número de conjuntos de Cuba, así como rinde tributo a los inolvidables Pete Fountain y Louis Armstrong, sin faltar la Banda del "Preservation Hall", a cuyo local asistía los domingos cuando residí allí en la década de los 50.

Nueva Orleans fue, durante una parte del siglo XX, el eslabón entre el este y centro de Estados Unidos con Latinoamérica y el Caribe, pero a la llegada de los "Castros" al panorama político de Cuba, Miami tomo su lugar, quedando como un destino turístico muy singular. Sus atractivos principales; su laureado centro gastronómico, la bien preservada arquitectura de la vieja ciudad, la fabulosa vida nocturna concentrada en el inigualable Barrio Francés (Vieux Carre), que bien podría llamarse Barrio Español por el legado en sus edificios entre los cuales se destacan el Cabildo, el Presbiterio y los apartamentos Pontalba, que más recuerdan más a Madrid que a Paris, y el principal: su colorido "Mardi Grass" un Carnaval de varios días a base de desfiles donde la niñez es el protagonista principal con sus gritos de ¡Arrójeme algo, Señor!

El "Vieux Carre" merece otro párrafo y una invitación a caminar por sus angostas calles, admirando una historia que está siempre viva, con pequeños y antiguos edificios pintados color pastel y mosaicos originales, románticos balcones con sus siempre floridos jardines, restaurantes y bares, muchos con más de un siglo de permanencia, como Brennan's y Antoine's, ahí tuve el honor de almorzar con el Presidente Rómulo Gallegos de Venezuela y comitiva, durante su visita oficial a Nueva Orleans.

El río Mississippi es su arteria principal con el sur, hasta allí llegan los históricos "riverboats", barcos de vapor que todavía lo surcan como la del "Natchez" (replica), de los tiempos de Mark Twain. Sus paseos de horas o días de duración admirando plantaciones, degustando comida sureña y escuchando su siempre alegre música, le dan al puerto un atractivo más de turismo familiar.

Los tranvías que siguen operando por las calles St. Charles y Canal dan una perspectiva muy completa de la ciudad. Son los mismos coches de antaño renovados, los que se se usaban en tiempos de la discriminación racial con un tablita removible que decía: "For Colored people only" (solamente para gente de color), los latinos a veces la ignorábamos, esto hacia que el tranvía se parase y el conductor nos invitase a obedecer la ley, o sea salirnos.

Siempre he insistido que para obtener éxito en cualquier destino se necesita autenticidad histórica, calidad, precios, servicios y promoción, por lo que Nueva Orleans, después de la devastación de algunos de sus barrios, causada por la inundación del Huracán Katrina en agosto del 2005, debe prestar mucha atención a sus precios y promoción, en mi recién visita pude constatar que su autenticidad, calidad y servicios son de elogiar, pero falta promoverla como un destino seguro y familiar, y con precios que compitan, atrayendo al turista que cada vez exige más por su dinero.

Estas líneas que conllevan recuerdos inolvidables de mis 8 años de residencia en Nueva Orleans, van dedicadas a mi querido Compadre, Hernan Arostegui-Real, con quién los compartí esos años y que me honró apadrinando a Woodard, mi hijo, hoy de 62 años.

Hasta el próximo domingo 14 de mayo, rogándoles acompañarme con "When the Saints Go Marching In", tonada que trae entusiasmo y alegría, con salud y felicidad al felicitar a nuestros hermanos mexicanos que el pasado viernes, celebraron su glorioso 5 de Mayo. Viva MÉXICO!



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