Alejandro José Gallard Prio.
Hay calendarios mayas, chinos, judíos, gregorianos, ortodoxos y muchos otros, pero todos conducen al mismo fin: El próximo año, cambiaremos tal o cual cosa, dejaremos o haremos, despertaremos del sueño, pero en realidad, todos seguimos soñando.
Las promesas se esfuman como la pólvora que se gasta en el mundo para celebrar la llegada del nuevo año, se convierten en humo y ruidos, algo menos que polvo, pues ya cuando el silencio es omnipresente, es posible que todavía queda en las calles, desiertas y sucias, la eterna y triste epidemia de los niños de la calle, de los abandonados, de los que buscan las sobras de los festejos para alimentar sus cuerpos enclenques de poca carne que rodea sus débiles huesos que nos dicen ¡Presente!
Este 1ero de enero, me impactó un artículo del diario español "El País" donde don Miguel Forcat Luque, financista Español, Agregado para Asuntos de Cooperación de la Unión Europea en Nicaragua, nos despierta con "Los niños de los semáforos de Managua".
Yo era uno de los que creía que este flagelo que azota al mundo en desarrollo, había sido parcialmente solucionado en Managua, pues la actual administración, nos dice en su constante publicidad de sus programas "hambre cero" que los niños son su prioridad, pero don Miguel, nos ha venido a despertar, ya que en verdad, este servidor, que reside en las afueras (municipalidad El Crucero), muy poco visita el Centro de Managua y cuando lo hace trata de evitar los semáforos, pero no por los "niños" sino porque son problemáticos.
Nos relata don Miguel en su artículo: "Desde septiembre de 2009 vivo en Nicaragua, donde trabajo para una institución internacional. En los semáforos de las calles de Managua es frecuente ver a niños pidiendo dinero. Durante mis primeros meses en Nicaragua acostumbraba a mantener unas cuantas monedas en mis bolsillos para ofrecerlas a estos chavales. Hasta que un día Manuel, un amigo nicaragüense, me advirtió de que, algunas veces, los padres de esos niños les confiscaban el dinero mendigado y lo gastaban en alcohol y otros vicios. Son niños que deben afrontar esta situación debido a la violencia, el abuso de drogas y alcohol, la muerte del padre o la madre, crisis familiares, guerras, desastres naturales o, simplemente, por el colapso socioeconómico. En Nicaragua sigue siendo una realidad cotidiana".
Y para finalizar nos habla de su experiencia dentro del campo internacional de ayuda a los países pobres, al decir que "acabar con la ayuda al desarrollo es, simplemente, una aberración. Primero porque nosotros –se refiere a los europeos- somos, en parte, responsables de la pobreza de muchos de estos países. Segundo, porque la miseria de estos países se ha convertido ya en una realidad en nuestro territorio europeo. Prueba de ello es la situación a la que los países del sur de Europa deben afrontar derivada de los problemas de inmigración. Y tercero, por una simple cuestión ética: no podemos acabar con la ayuda al desarrollo, al menos hasta que deje de haber niños mendigando en los semáforos de Managua".
Hasta el próximo Archivo, el 12 de enero del 2014. Feliz, saludable y próspero año nuevo, con menos niños abandonados, desnutridos, ausentes de las escuelas, por nuestra indolencia y falta de amor al prójimo.
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