Alejandro José Gallard Prio.
Somos un continente joven, en crecimiento, y la inmigración ha sido nuestro motor, ya que nuestra civilización indígena, se fue extinguiendo hasta prácticamente desaparecer, dejando a sus descendientes empobrecidos de esa cultura que estaba tanto a la altura de la mitología asiática como de la nórdica, la griega, la romana y la egipcia.
Hay países en América donde los inmigrantes, convertidos en nativos, han sido la mayor fuerza de empuje de su desarrollo. Los más reconocidos por esta asimilación o creación de una nacionalidad propia son, en orden alfabético, Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Estados Unidos y México.
Argentina logró asimilar a europeos, en especial, españoles e italianos y amalgamándolos con los nativos, creo el argentino, con sus costumbres y tradiciones y un español con tonalidad y estilo tan peculiar, que uno de los primeros comentarios de los italianos al escuchar al Papa Francisco en su primera intervención al ser electo, fue que su italiano tenia acento bonaerense y eso que el Cardenal Bergoglio, creció hablando italiano con sus padres y abuelos.
Los argentinos tienen la peculiaridad de sentirse superiores, pero cuando uno comparte con ellos en su Buenos Aires querido o en sus bellas ciudades, como Mendoza, con sus deliciosos vinos, Córdoba, Rosario, Mar del Plata, San Carlos de Bariloche y sus románticos lagos andinos, entre otras, son afables y atentos, producto de ese oleaje de culturas que representa la inmigración, unida al misticismo gaucho y la fuerza de esos indígenas de leyendas.
En Brasil, son los portugueses los que comienzan la ocupación de su inmenso territorio en el siglo XVI, pero como Brasil era una tierra desconocida con leyendas extraordinarias, cubierta de selva tropical, tuvieron que reclutar extranjeros para las labores agrícolas, entre los cuales llegaron millones de esclavos, que fueron mezclándose con los indígenas y colonizadores, llamándose ladinos criollos y mulatos con su propia vida, costumbres y creencias, que mantienen hasta nuestros días.
La diversidad de inmigrantes que poblaron Brasil, solo se puede comparar con los Estados Unidos, con la diferencia de que Brasil asimiló a sus indígenas, quedando solo unos cuantos que todavía habitan libres y protegidos en la selva amazónica, muy diferente a las llamadas reservas indígenas de la Unión Americana.
A Brasil le hicieron falta esos patriotas que liberaron a las 13 colonias del Imperio Británico, ya que sus políticos corruptos no le permitieron desarrollarse dentro de un proceso democrático. Fue hasta ya pasada la II guerra mundial, que la República Federal de Brasil, logró arraigar su democracia y permitió que los inmigrantes estabilizasen una de las naciones más desarrolladas de Iberoamérica, esfuerzos que festejan anualmente con la fiesta más popular del mundo, el inigualable CARNAVAL, donde su pueblo multifacético, baila y canta sus alegres sambas y bossa-novas.
Canadá, es una democracia parlamentaria y monárquica, cuyo jefe de estado, es Isabel II, donde se habla inglés y francés, con industrias tecnológicas de avanzada y autosuficiencia energética, lo que la hace atractiva para los inmigrantes que están dispuesto a soportar su clima invernal.
Los europeos llegaron por primera vez al continente americano cuando los vikingos se asentaron brevemente en L'Anse aux Meadows en la isla de Terranova, alrededor de año 1000; pero no fue hasta por el 1600 que llegaron los ingleses y franceses y las oleadas de otros europeos (1825 a 1846), que su vasto territorio comenzó a poblarse.
Canadá ofrece un mezcla anglo francesa única en América. Ciudades como Montreal, Toronto, Vancouver y Quebec, entre otras, son donde los inmigrantes recientes -una mezcla simpática de latinoamericanos, asiáticos y europeos- convierten a esas urbes en destinos para el turismo internacional.
Aunque la inmigración hacia Chile, fue bastante mixta, sobresalen los vascos, los castellanos y extremeños (Extremadura), que produjeron los mestizos que se mezclaron con los indígenas, que según el censo de 1907, quedaban unos cien mil o sea el 3 por ciento de la población de entonces, siendo en su mayoría Mapuches.
Los llamados criollos descienden de la inmigración española de tiempo de la colonia y no fue hasta la segunda mitad del Siglo XIX, que comenzó la llamada colonización alemana en el sur chileno, patrocinada por el gobierno, y la llegada de los austriacos, británicos, irlandeses, croatas, franceses, griegos, italianos, polacos, rusos, suizos, neerlandeses, así como judíos y palestinos.
Inmigrantes italianos, 1905.
Pero también comenzaron a inmigrar a Chile peruanos, argentinos, colombianos, bolivianos. Gracias a su pujante y exitoso sistema económico, a su estabilidad social y política, e integrándose todos a ser simplemente chilenos existe el Chile superior que conocemos hoy.
Los Estados Unidos de América, que casi todos mis lectores conocen, fue también formado por inmigrantes, pero estos no se mezclaron con indígenas, con excepción de algunos de ascendencia africana. Una de las diferencias que tiene la Unión Americana con el resto de los países que mencionamos, es la presencia masiva de latinoamericanos, lo cual ha venido a darle fuerza laboral en el agro y en la industria, así como los ya nacidos o educados en el país, que se destacan como profesionales y científicos que honran su etnia.
México se engrandeció con los inmigrantes europeos que se establecieron, antes, durante y después de la II Guerra Mundial, lo interesante de ese oleaje es que se fundieron en la mexicanidad y son ahora, tan mejicanos con los Juárez, Villas, Fox y Cuauhtémoc.
La razón de todo lo anterior, es enviarles un claro y abundante mensaje a esos anti-inmigrantes que se olvidan de su ascendencia, y en especial a quienes están en la obligación de apoyar todo lo que sea inmigración, ya que es esa modalidad económica, la que ha logrado que algunos de los países mencionados, sean los más prósperos del mundo.
Hasta el próximo ARCHIVO CCLXI, el 26 de mayo del 2013. Gracias por leernos y reenviarlo a sus amistades.
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