domingo, 3 de noviembre de 2019

El Archivo DCXXIII – ¿Dónde está el problema?

¿Dónde está el problema?
Latinoamérica esta convulsionada y no vemos a los organismos internacionales, gobiernos, organizaciones privadas o sindicatos laborales investigando la razón, con excepción de esos 1,500 panameños, del resto no se oye nada. Uno de nuestros lectores nos dice que en Panamá hay corrupción, no es nada extraño, de lo contrario no habría un movimiento liderado por la actual Administración para cambiar, lo que según ellos, anda mal en la República. Por lo que esta investigación, llevada a cabo sin demandas internacionales, ni manifestaciones de protesta, es valiosa.

No se trata de si en Panamá, o cualquier otro país, haya corrupción, lo importante es buscarle solución al problema que sabemos existe en la mayoría de nuestros países, esa marcada desigualdad económica, que unida al "yoquepierdismo" y al oportunismo, choca y entristece, pues no vemos a ciudadanos contentos y animados a entrarle a la lucha que todos tenemos que enfrentar en la vida en busca del progreso y bienestar, por lo que son fáciles presas de irresponsables y destructivos "izquierdosos".


Lo nuestro es una mezcla de rezagos mentales, donde las fuerzas vivas, timoratas o acomodadas, no han salido de la era colonial. La culpa no es de Don Dinero, es de quienes no saben utilizarlo o sea invertirlos para que produzca más dinero y beneficie a sus socios o sea sus trabajadores o colaboradores, sin los cuales no hay producción y mucho menos consumo, como decía Henry Ford.

Pero lo más apremiante es que los países se hagan un examen, como lo está haciendo Panamá, y una vez determinada la problemática, el Gobierno cumpla con su función de hacer los cambios necesarios, para la convivencia ciudadanía dentro de la Ley, nada de trucos ni de arreglos bajo la mesa. Todo ciudadano debe conocer a través de una masiva promoción educativa, que sin distingos de clases social o económica, él es parte activa y primordial del cambio, protagonista y no espectador, así de simple.

El ponernos a comparar gobiernos democráticos con grupos desubicados y extremistas, es perder el tiempo, todos conocemos sus diferencias, lo importante es que aceptemos qué tenemos que actuar en defensa de los derechos que nos garantiza la democracia representativa, ese sistema de convivencia política y social que ha dado tanto buenos frutos alrededor del mundo y que solamente demanda de que todos nos involucremos en el bienestar común y cumplamos con nuestras obligaciones cívicas.


Mucho se habla sobre el latinoamericano como acomodaticio, perezoso e irresponsable, etiquetas que nos acechan por lo que en la lista de cambios es prioridad, cuando ese mismo latinoamericano sale a un ambiente de oportunidades, lo vemos destacar y triunfar. Por lo tanto, hay que buscar hasta encontrar la razón de esa inercia que nos azota, ya que en verdad, hemos tenido más que suficientes levantamientos y revoluciones, con resultados negativos.

Todos mencionamos EDUCACION y sabemos que andamos muy mal en cuanto a la calidad y diversidad de la misma, por lo que es indispensable que nos enfoquemos profundamente en el sistema, que sin duda está fallando.

Para este servidor, lo que más impresiona, es la falta de espíritu cívico, de ese amor patrio, comunitario, que veo y siento en los países donde el ciudadano siente orgullo por su barrio, su calle y por la eficacia de los servicios públicos (transporte, salud y seguridad), ya que con sus impuestos los mantienen, y por lo mismo siempre está presto a demandar eficiencia.


Ya deberíamos aceptar que nos toca a los latinoamericanos cambiar de rumbo, muchos años de abandono y de negligencia cívica es más que suficiente, debemos, como dice el lenguaje popular, "ponernos las pilas" y todos sin excepción, orgullosamente todos, debemos ocupar nuestro lugar en esa lucha de valores que debemos emprender, para lograr la felicidad a la que tenemos derecho, ya que así como Dios nos regaló una naturaleza esplendorosa y bella, que no solo ignoramos, sino que destruimos, hemos venido ignorando nuestras obligaciones y destruyendo las oportunidades de bienestar.

La meta es encontrar los problemas y resolverlos. Por lo menos hagamos el intento, sigamos el ejemplo de Panamá y al mismo tiempo, fundemos el ¡Foro Democrático de Las Américas!

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