Alejandro José Gallard Prio.
Parece que "caprichos" o "necesidades" personales de funcionarios públicos, son el principal motivo que detiene el crecimiento de la economía de los países en desarrollo, ya que es a través del incremento de consumidores de bienes y servicios (que son los mejores contribuyentes al fisco), como los países logran triunfar.
Necesitamos crear conciencia empresarial, ya que ningún negocio exitoso va a "cobrar" a sus clientes, impuestos al solo llegar a sus puertas, quitándoles así, la ilusión y el entusiasmo del viaje.
No gasten su tiempo y energía, en lo que dan en llamar "impuesto simbólico". Esos 21 dólares salen caros, ya que matan la voluntad de quienes visitan nuestros países con ilusión y amistad. Si un 5 por ciento de quienes nos visitan, traen regalos en demasía o más aún, uno que otro artículo que le solicitó un amigo, bienvenidos. No hacen daño alguno a nuestra economía, pero si, por el contrario, al tratar de contener ese 5% y cobrar impuestos y aforos caprichosamente, estropeamos las vacaciones a nuestros visitantes, creando una mala imagen de país que maltrata a sus huéspedes.
Lo mismo pasa con esa absurda regla de multar por "mala maniobra" y peor aún, confiscar la licencia de conducir al visitante, documento que en países como USA, Canadá y algunos de Europa, se usa además como identidad.
Pero no todo es negativo, hay cambios positivos, como nos relata, nuestro buen amigo, Leonel Arana Guzmán, sobre su reciente visita a Nicaragua:
"Fuimos al mercado de artesanías de Masaya, al que tenía años de no ir, básicamente por lo desagradable que ha sido la necedad de los tales "cuida carros" y de los mismos vendedores tirándote de la camisa para que entréis a sus negocios. Cambio total. Me estacioné en un costado frente a un cafetín y me quedé esperando la avalancha de vagos. No llegó ni uno.
Recorrimos el mercado. Todo sumamente limpio y ordenado, los pasillos sin estorbos y sin vendedores ambulantes, los pequeños jardines con flores. Mucha gente comprando, la mitad o más, aparentemente turistas, muchachas jóvenes en grupos, gente mayor, me pareció que alemanes, muchos en los cafetines conversando en santa paz.
Ruth, mi esposa, compró tres o cuatro cositas y al final me dijo que hasta le daban ganas de seguir buscando, de lo agradable que estaba el lugar.
No sé cómo las autoridades de Masaya lograron ese enorme cambio pero se hace necesario que pongan el mismo sistema en Managua en el Mercado Huembes, donde si es cierto que el aspecto seguridad anda más o menos bien, le hace falta limpieza y sobre todo, que eliminen a los vendedores ambulantes que no te dejan andar por los pasillos, que le enseñen a las dueñas de los tramos que se queden en sus lugares, y que eso de ponerle al cliente un chorizo o un rollo de billetes de lotería en la cara, provoca disgusto y ganas de salir de allí lo más rápido que se pueda".
Se los doy, tal como lo recibí, ya que la espontaneidad es valiosa. Lo anterior nos confirma que si se pueden hacer las cosas bien, ya sea en un mercado, aeropuerto, frontera o carretera. Todo es tener la voluntad de contribuir por el bienestar y progreso de nuestros países, convirtiéndoles en paraísos de sonrisas, servicios y seguridad personal.
Ayer, mientras acompañaba a un huésped a rescatar su maleta, fui sorprendido por la Recepcionista de la Oficina de Reclamos de la Aduana, en la Terminal Aérea, Doña María del Carmen Pavón y Marcia Lorena Torrentes Carvajal, de la Oficina de "Lugo Rent a Car" en el Aeropuerto Internacional de Managua, por sus gentilezas y atenciones, que con gala de sonrisas y deseos de complacer, nos regalaron esperanzas de cambio.
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