Practiquemos la Democracia Participativa
La democracia participativa es una forma de democracia en la que los ciudadanos tenemos mayor participación en la toma de las decisiones políticas, más que las que otorga tradicionalmente la democracia representativa, o sea que para convivir es indispensable tomar en cuenta la dignidad de la persona humana.
Aunque no se admite, hay una gran preocupación entre el individualismo –al estilo de Rousseau– y la dignidad de la persona humana. Como individuo, el ser humano no es más que un fragmento de la sociedad, pero como persona, investida de su dignidad y derechos, es depositario de los intereses y aspiraciones de la sociedad en pleno; concepto que desarrolló ampliamente Jacques Maritain en dos de sus obras: "Humanismo Integral" y "El Hombre y El Estado".
Humanismo Integral es la presentación de diversos personajes que, desde diversas actividades, acciones y estudios, han proclamado la supremacía de la persona humana como centro del universo, aunque existen diversas expresiones del Humanismo.
Algunos filósofos defienden al hombre desde el punto de vista materialista, otros desde el capitalismo popular, sin embargo, existe un tipo de humanismo diferente, el humanismo integral, que ha tenido como máximo exponente a Jacques Maritain y este el que debemos usar. Ya que la base del humanismo integral es la concepción cristiana de la vida; la supremacía de la PERSONA HUMANA y sus referencias a los valores espirituales y morales de quienes han sufrido el abuso del materialismo o porque simplemente son distintos o rebeldes.
Humanismo Integral es un proyecto político, denominado Ideal Histórico Concreto de una Nueva Cristiandad. Es una concepción cristiana a tres niveles: comunitaria, personalista y pluralista.

Hay que preguntarse si estas nuevas mega cárceles, que juntas albergan alrededor del 2% de la población adulta de El Salvador, no se convertirán en caldo de cultivo de grupos criminales más fuertes y mejor organizados. Así como los líderes de las maras se conocieron en las prisiones de California, las cárceles de Bukele podrían pasar a la historia como campos de entrenamiento de futuros ejércitos de delincuentes. Tamara Taraciuk, especialista en Estado de Derecho del grupo "Diálogo Interamericano" con sede en Washington, dice que una buena parte de la extraordinaria popularidad de Bukele se debe a una estrategia bien financiada de propaganda gubernamental.
"Según grupos de derechos humanos, miles de jóvenes salvadoreños están en la cárcel por tener tatuajes que las fuerzas de seguridad interpretaron como una señal de pertenencia a las pandillas, o por estar en el lugar equivocado durante redadas masivas del Ejército" ¿Qué pensarían las personas que apoyan estas redadas si alguien de su familia fuera detenido arbitrariamente y no pudiera defenderse por falta de una Justicia independiente? He allí el dilema, ya que la democracia participativa es una obligación ciudadana, no un concurso de popularidad.
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