domingo, 4 de agosto de 2019

El Archivo DCX

¡Amor Contra la Negatividad!
Ya casi para salir de Estados Unidos, país donde por la conveniencia de políticos irresponsables se está agitando la odiosa bandera de la supremacía racial, supe de varios movimientos que pregonan el amor, ejemplo que las diásporas latinoamericanas deberíamos adoptar en respuesta al odio que predica la xenofobia política del Presidente Trump en su desesperada campaña para lograr su reelección, ya que, lamentablemente, existe en los seres humanos rasgos de egoísmo que se convierten en la equivocada superioridad racial, lo que solo se puede contrarrestar con amor y educación.

Pero también existe necesidad de una prédica para convencer al ser humano sobre la importancia de la "responsabilidad" de todos en contribuir al bien común, algo que concierne, muy en especial, a los dirigentes empresariales y políticos, necesidad emblematizada en la frase del exitoso empresario brasileño Jorge Hoelzel Neto, "Los Empresarios No Pueden Ser Carteristas". He aquí la base de todo: tenemos que ser honestos.


En el artículo de la semana pasada conocimos la forma de pensar de algunos jóvenes de nuestra era, que talvez por esa apatía han perdido la esperanza de cambio, pero en el fondo son ellos mismos lo que no permiten los cambios, al no hacer el uso del voto, pues ejerciéndolo abrumadoramente lograríamos erradicar a tantos políticos corruptos ambiciosos, no solamente de poder, sino de dinero para sus propios bolsillos.

Hoy más que nunca, los latinoamericanos debemos cumplir con nuestros deberes ciudadanos, algo de lo que se enorgullece el joven articulista Camilo Molina (El Archivo anterior), con excepción del voto, ya que no podemos seguir escudándonos en el "yoquepierdismo" acomodaticio de nuestras generaciones y más aún, hoy en día en que el mal llamado "Socialismo del Siglo XXI" nos acecha con alevosía y ganas de convertir países democráticos en infiernos como lo demuestra los sufrimientos de los pueblos cubanos, venezolanos y nicaragüenses.

No hay lucha sin esperanza, ya que esta actitud humana es un Don a favor del bienestar de nosotros mismos, por eso es que los políticos, empresarios (pequeños, medianos o grandes), trabajadores y profesionales, que son el motor de nuestros países, no pueden ser meramente carteristas, sino responsables y comprometidos líderes del bien común.


La Colombia que yo percibo durante mis recientes visitas, es un país donde las fuerzas del mal que han querido y quieren destruirla, han encontrado un obstáculo en la gente que lucha día a día por preservar sus derechos cívicos y riquezas naturales, así también, hemos sido testigos de la gran nobleza y humanidad hacia sus hermanos venezolanos, ponen en práctica una actitud que, disciplinadamente, va aferrándose patrióticamente a la defensa de sus derechos y sistema democrático, aunque admitimos que el problema de la insurrección sigue causando muertes de parte de un reducido grupo de elementos armados, autollamados ELN (ejército de liberación nacional), que se niegan a deponer sus armas y trabajar con el resto de sus conciudadanos en pro del desarrollo democrático de su República.

Por lo anterior es que, tanto en Colombia, como en Estados Unidos y resto de Latinoamérica, nuestra gente debe revestirse de la fuerza que nos da el amor, para combatir la ignorancia, el cobarde "yoquepierdismo" y la criminal actitud de quienes azuzan a la juventud a mantener la zozobra con movimientos armados que siguen causando la muerte del tesoro de nuestro continente, esa misma ¡Juventud!


Nuestro querido amigo Eddy Kühl Aráuz, historiador y escritor nicaragüense, en su más reciente correo nos recuerda que en 1967, siete años después del esfuerzo de Kennedy con el programa "Alianza para el Progreso", en Punta del Este Uruguay, Teodoro Moscoso, coordinador del programa, describía la angustiosa situación de América Latina: "Cuanto más vivo, más llego a convencerme de que de la misma manera que un hombre no puede salvar a otro que no desea salvarse, ningún país puede salvar a otros, a pesar de sus buenas intenciones y de su duro empeño en procurarlo".

Cambiemos este concepto, está en nuestros manos hacerlo, amémonos y convirtamos a nuestros países en bastiones democráticos, donde la honestidad Administrativa sea nuestra bandera y refugio de esperanza de los millones de desplazados que deambulan por el mundo.

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