domingo, 11 de agosto de 2019

El Archivo DCXI


¡Viajando por Colombia!
Hay que narrar vivencias que se convierten en recuerdos inolvidables por generaciones, aun con el inmenso dolor de las tragedias de Gilroy (California), Dayton (Ohio) y El Paso (Texas), que permanecerán reclamando nuestra presencia de un basta ya de odio, de irresponsabilidad y porque no decirlo, de indecencia política en aprovechar las diferencias raciales para incentivar al "lobo humano" al ataque salvaje contra quien pacíficamente se divierte o simplemente acompaña a su familia de compras. Quisiéramos poder trasladar todas las bellas flores que engalanan Medellín, Colómbia, esta semana de su Feria, para decirles a las familias de las inocentes víctimas de las atrocidades que nos enlutan, que la naturaleza que es amor, los acompaña!

Ahora viajemos desde Buga, en el Valle del Cauca, hasta Medellín, la más progresista Metropolis colombiana, a traves de las cordilleras central y occidental, qué hay que penetrar, bordear y cruzar para llegar al Valle del Aburra, donde esta ubicada esta urbe que abarca varios pueblos que se han ido anexando hasta llegar a casi 4 millones de habitantes.


Como nuestro viaje no es contra reloj, mantenemos y respetamos las siempre presentes y valiosas recomendaciones de sus atrevidas carreteras, lo que nos permite gozar de bellos parajes, diversos y profesionales cultivos, ganados bien cuidados, sobresaliendo esos imponentes y siempre presentes bosques.

Conducimos 7 horas en la primera etapa, deteniéndonos una media hora para un sabroso caldo de carne y un plato campesino que contenía frijoles, cerdo, platano maduro y yuca. En el recorrido pagamos peaje 7 veces, para un total de 23 dólares aproximadamente, lo que en mi opinión debería ser cuidadosamente auditado, ya que aún sabiendo que el costo de mantener las vías es alto, hay sectores que merecen más atención, son pocos, pero el costo de los peajes demanda cero huecos.


Hay muchas vías alternas, ya que existe una extraordinaria red que comunica hasta los más pequeños poblados y grandes plantaciones de caña con sus modernos Ingenios, hasta llegar a un sitio llamado "La Felisa", uniéndose en una sola hasta La Pintada, donde pernoctamos en un acogedor Hotel, llamado el Mirador de Pipinta, algo espectacular, donde al fondo ruge el caudaloso Rio Cauca, que recorre varios Departamentos hasta unirse con el Río Magdalena que pasando por Barranquilla, puerto lacustre, desemboca en el Mar Caribe.

Colombia es un pais montañoso, con caudalosos ríos, que hacen costoso su transporte terrestre, especialmente en esta década que se está llevando a cabo inmensos trabajos de mantenimiento y ensanchamiento, así como de tuneles de varios kilómetros, que acortan las distancias. El viernes 9 utilice uno de 5 kilometros y medio en la carretera que sale de Medellín con destino a la costa del Pacífico, que en su trayecto pasa por la histórica ciudad colonial llamada Santa Fe de Antioquia, cuya vía está siendo prácticamente reconstruida, lo cual, sin duda esta afectando el flujo turístico.


Uno de los grandes problemas de las carreteras colombianas es que no fueron diseñadas para los modernos "trailes" y tanques de 20 ruedas, cuyo tráfico ha aumentado considerablemente pues hace muchos años, gobiernos con falta de vision abandonaron sus vías férreas, las cuales tendrán que reconstruir, incentivando a los billonarios con beneficiosa experiencia en el desarrollo de este sistema de transporte, pues el tráfico pesado destruye a la más bien construida carretera en un país montañoso como Colombia.

Pero démosle espacio a Medellín, la ciudad más moderna de Colombia, la unica con Metro, que opera varias líneas que abarca la ciudad y sus alrrededores, ademas de un servicio de Metrocable, cuyas góndolas transportan a los residentes a cerros muy altos y poblados. Esta convirtiendo además su transporte público como buses y taxis al sistema eléctrico, eliminando la contaminacion vehicular. Es una ciudad limpia, hermosa, pujante, tan arborizada que hasta arboles frutales han sido sembrados en muchos sitios de la ciudad y por debajo del recorrido de las líneas del Metro, lo han convertido en parques.


A pesar de ser una ciudad con un tráfico aterrador, hay detalles muy humanos, como el experimentado la misma noche de nuestra llegada: En una esquina del Barrio Calasanz, una familia tiene desde hace 30 años, una venta de "empanaditas" crujientes, qué ha servido para educar a tres generaciones. Nos comentaban que vendían un mínimo de 1,500 empanadas desde las 4 de la tarde hasta las 9 de la noche y definitivamente son deliciociosas.

La próxima semana comentaremos sobre la Feria de las Flores que tiene invadida esta ciudad de turistas nacionales y extranjeros.

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