domingo, 18 de diciembre de 2016

El Archivo CDLXXII – ¡La Quinta Avenida de Manhattan!

La avenida emblemática de Nueva York (Manhattan), reviste los ventanales de sus famosas tiendas y se adorna toda ella para este período navideño, especialmente entre las calles 42 y 59.

Pero este año tiene además la atracción de la residencia del presidente electo, Donald J. Trump, situada en los pisos superiores de su Torre Trump, que conlleva medidas de seguridad que no han afectado el flujo de visitantes, en especial entre las calles 56 y 57. Las fuerzas de seguridad han limitado los carriles en que pueden traficar vehículos y peatones y tienen un despliegue espectacular de uniformados y vehículos, que hasta el momento le cuesta a la ciudad 28 millones de dólares.

El antepasado lunes, 5 de diciembre, decidí caminar por la 5ª avenida, desde la Calle 59, que es donde comienza el Parque Central y, al llegar a la esquina anterior a la "Torre", un simpático policía quitó la valla y me invitó a seguir, primero creí que era por verme viejo y de bastón, pero no, me fije que no había restricciones en caminar frente al edificio, lo que me animó a entrar. Encontré que los pisos comerciales siguen su actividad normal, incluso hay ofertas culinarias y, como soy adicto al sorbete, me compré un cono con una bolita de chocolate con granos de café, 4.00 dólares más el impuesto, lo cual me animó a sentarme en una mesa y saborearlo.

En el piso principal de la entrada hay grupos de gentes con cámaras y "paparazzi" con sus equipos. La seguridad no los incomoda, aunque por allí es que sale Trump, o sea que no usa salidas secretas, pero como eso de estar esperando es aburrido y no soy paparazzi decidí seguir.

Hay tanto que admirar en la 5ª avenida que obliga a andar despacio. Entré en un par de almacenes con ofertas maravillosas, lo que demuestra la bonanza económica de este singular mundo.

Pero como no andaba de compras y he aprendido que en New York se paga de acuerdo a la calle donde está el almacén, decidí visitar la bella Iglesia gótica episcopal de Santo Tomás, estaban ensayando el Concierto de música sacra navideña que ofrecen durante esta época. Suerte de curioso ya que pasé un rato sentado cómodamente disfrutando de un concierto, solo para mí, privilegiado.

Al salir, me sorprendí de que había aumentado la cantidad de gente en la calle, especialmente en los cruces, por lo que caminé más despacio y usando magistralmente mi bastón para llegar a la bella Catedral de San Patricio, que está siendo remozada en busca de su original esplendor. La cantidad de gente sentada en su nave principal era como si hubiese una ceremonia, pero no, eran solo visitantes. Me llamó la atención que antes de entrar a la nave principal, hay unos caballeros de seguridad que revisan los paquetes, pues es común que la gente ande de compras, así como anuncios que invitan a colaborar con diez dólares en pro de la reconstrucción del templo, lo cual creo una forma muy atinada de involucrar a la ciudadanía a preservar las joyas arquitectónicas.

Al salir, crucé la calle 50, para entrar en la famosa tienda "Saks Fifth Avenue" y recordar los viejos tiempos, en que, en cada visita, compraba algo, pero esta vez no hice por eso de andar con paquetes caminando por la calle, ya no es para mí, pero sí la encontré tan elegante como siempre.

Continué por la calle 50 hasta llegar a la avenida Madison, que corre paralela a la 5ª avenida justamente detrás de la Catedral, donde está el Palacio Arzobispal de la Arquidiócesis de New York, tomándole fotos al impresionante árbol de navidad, que ven a continuación.


Por lo general cuando siento que he caminado lo suficiente, tomo uno de los taxis amarillos, pero esta vez decidí tomar el autobús, hay una línea que recorre la avenida Madison, donde también hay famosas boutiques. Durante la espera pregunté sobre su ruta y su costo, abordando seguidamente el M3, desconociendo que el pago al entrar es en monedas ($ 2.75 o $ 1.35 para los de la tercera edad) o con una tarjeta que se puede comprar en cualquier negocio del barrio, por lo que al no encontrarme monedas y estar atrasando el flujo, el amable conductor me permitió pasar gratis, aunque ya sentado, privilegio para los de edad avanzada, encontré el sencillo que puse en la máquina al salir, no sin antes agradecer el gesto. Es importante que sepan que estos autobuses operan llenos y con una diversidad de edades espectacular, por lo que un asiento es muy valioso.

Así llegué hasta la Calle 86 y Madison, desde donde caminé hasta la 89 y Park Avenue, donde resido. Les recomiendo, cuando visiten New York, que recorran la 5ª avenida de Manhattan, ya que es atractiva, alegre e ideal para ver gente de todas las edades y procedencias.

¡Hasta EL ARCHIVO del domingo 25 desde Miami, lejos del frío, celebrando el amoroso espíritu navideño, con un par de mis hijos y varios nietos. Feliz Navidad, queridos lectores!

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