En varias ciudades del mundo, especialmente occidental, hay ferias o fiestas que organizan las Asociaciones de Barrios o en ciertos casos, organizaciones culturales y comunitarias, como la que auspicio el pasado domingo 14, la Feria de la Calle Lexington, conocida como 92Y, con sede en la Calle 92 y Avenida Lexington y que lleva 140 años de labor cultural y cívica.
La organización 92Y, patrocina actividades comunitarias en un edificio que abarca una manzana, donde hay teatro, gimnasio, piscina olímpica, aulas de aprendizaje, salones de conferencias, habitaciones de hospedaje para sus miembros, así como becas a estudiantes y un pre kindergarten.
Las fiestas en las calles son populares y muy concurridas, no se paga entrada y los "stands" se instalan de uno y otro lado de la calle, una mezcla de promoción de destinos turísticos y de venta de curiosidades, así como un escenario donde presentan conciertos durante las horas de fiesta, que generalmente son de 10:00 a.m. a 5:00 p.m.
El domingo pasado asistí a la feria de la Avenida Lexington, esparcida desde la calle 86 hasta la 92 del este de Manhattan, un sector de afluencia económica, presencie muchas compras, un aliciente al esfuerzo del simpático buhonero, que van de fiesta en fiesta, ofreciendo –precios de feria– y artículos de acuerdo a la temporada, en este caso, sweaters, bufandas, guantes y por supuesto, los stands gastronómicos, sin faltar el inefable "hotdogs" y los helado, así como una cuadra de ofertas turísticas y lo interesante, es que de 12 países, solo España fue la que representaba al Mundo Iberoamericano.
Me llamo la atención el orden que mantienen miles de personas que caminan en la calle, entre ellos madres con bebes en sus carritos, cincuentones, longevos y la intensa juventud, todos haciendo gala de "cordialidad de cuerpo" ya que no se intercambia palabras, con excepción del regateo cuando tratan de conseguir un buen precio en los "stands".
Estas ferias o fiestas forman parte de la diversiones que ofrece New York y sobre este tema, algunos lectores me han solicitado que les describa un poco sobre la vida diaria de esta metrópolis, algo muy difícil, ya que aquí se vive de acuerdo a tus posibilidades económicas, o sea que "don dinero" es el que dicta donde resides, que restaurantes visitas, que tiendas frecuentas, un "figureo" costoso.
Pero al mismo tiempo, tanto el obrero, como el estudiante, profesional o empresario, activo o jubilado, tiene a su disposición la vasta y eficiente infraestructura, entre las cuales, esta uno de los servicios de transporte público más eficientes del mundo, parques acogedores, museos, bibliotecas, calles y aceras limpias, así como innumerables campos deportivos y un sistema escolar desde el "Pre Kindergarten" hasta el Bachillerato, totalmente gratis, que sumado a las clínicas de salud y organizaciones comunitarias que reciben apoyo municipal, hacen de New York, una ciudad atractiva.
La municipalidad presta mucha atención a sus departamentos de policía y bomberos, esta administración ha heredado problemas, ya que el crecimiento de residentes no concuerda con el número de agentes el orden y abnegados apaga fuegos, que también operan el sistema de emergencias y primeros auxilios.
Otro de los malestares es el excesivo uso de la fuerza policial, por tendencias xenofóbicas, lo cual ha provocado frecuentes demandas de la ciudadanía, obligando a medidas disciplinarias que su Sindicato consideran injustas, pero que en realidad son necesarias, por lo que muchos de ellos solicitan retiro prematuro, que crea esa escases de agentes que antes mencionamos.
He venido observando a los pocos policías que se ven por las calles, pues lo que más vemos son agentes del tráfico, multando por faltas al estacionarse, un buen negocio para la Alcaldía, y he notado inconformidad en sus caras, o sea cero sonrisas, lo cual está dando una fea imagen a esta ciudad de millones de seres, donde la sonrisa es necesaria.
Como "El Archivo" llega a ejecutivos de esta ciudad, sugerimos una campaña de amistosidad entre los directores de esa fuerza pública, ya que la labor de un eficaz departamento de Policía, no es solamente disciplinaria, sino de acercamiento y protección al ciudadano, quien con sus impuestos aporta, unos más y otros menos, al presupuesto de la ciudad que mantiene toda esa infraestructura y servicios, necesaria para convivir con alegría y seguridad, que también es indispensable para producir y progresar.
No estamos haciendo apología del delito, que toda ciudad padece. La eterna vigilancia es necesaria y sin ella no hay seguridad pública, pero con métodos inteligentes. El abuso de autoridad es una debilidad humana, no elimina delincuencia, todo lo contrario, crea resentimientos y rebeldía que aprovechan los verdaderos enemigos de la humanidad, distribuidores de estupefacientes, para infiltrar esa juventud hambrienta de comprensión y educación.
Nueva York, tiene muchos servicios, pero también necesita el programa "Police Athletic League" que fundase en Philadelphia, mi buen amigo, Comandante José Manuel Meléndez, quien se retiró como Jefe Inspector del Departamento de Policía, que lo recuerdan por su caballerosidad, cultura, disciplina y creatividad. Estos "centros atléticos" son modelo a nivel nacional y siguen prestando excelente servicio, además de ser un puente de acercamiento con la juventud. Aunque el Comandante está jubilado, su joven espíritu siempre está presto en ayudar a la juventud, así que si algún Departamento de Policía desea ponerse en contacto, pueden enviar email a José Manuel Meléndez jommel@verizon.net.
La decisión de la Ciudad y Estado de New York de movilizarse a favor de los niños centroamericanos que emigraron a la frontera sur, exponiendo sus vidas, es loable. Han decidido enviar personal especializado a las Cortes de Inmigración, ofreciendo a 7 mil niños, acceso a su sistema de educación y salud, reubicándolos antes de fin de año, lo que nos demuestra que New York tiene políticos con un gran corazón y un espíritu de ayuda al prójimo ejemplar. Bravo!
Hasta el próximo domingo 28 de septiembre. Gracias por leernos y reenviarlo. Solo conociéndonos, tendremos fuerza política.
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